Xóchitl se encontraba recostada bajo un árbol, se supone que debía dormir, pero era la primera vez que dormía a la intemperie, tenía frío y el pasto le picaba. Debido a la manera en que escaparon de la fiesta, no pudieron quedarse en la primera posada que vieron, probablemente los estuvieran buscando por toda la ciudad, era mejor ocultarse entre los arbustos.
A pesar de estarlo intentado desde hace un par de horas, la morena no conseguía conciliar el sueño. Tanto ella como Alex tuvieron que detenerse cuando estaban lo suficientemente lejos como para saber que no los encontrarían. Se aseguraron de atar bien a los caballos a un árbol y de esconderlos bien. Una vez todo seguro, se dedicaron a buscar un espacio más o menos tibio donde dormir. Lo mejor que encontraron fueron unos matorrales, donde para su suerte, no había animalillos peligrosos.
Fue en medio de esa pelea mental que Xóchitl que el sonido de una rama romperse a sus espaldas, terminó por ponerla alerta. Al darse la vuelta se encontró con la sombra de Alejandro alejándose entre las ramas.
La sola idea de pensar en que él la abandonaba lentamente la aterró. Apenas su pánico inicial pasó, se calmó a sí misma, él no haría algo así, estaba segura. Se levantó sigilosamente y se encargó de seguir al joven, no tardó mucho en encontrarlo, él estaba llorando desconsoladamente a la sombra de un árbol. El verlo derramar tantas lágrimas le rompió el corazón a la joven, todo esto era su culpa, si hubiese podido tener un poco más de equilibrio, no le habría tirado la copa al promotor, él no la habría lastimado, y Alex no se hubiera metido en problemas.
Suspiró llena de culpa. Él había estado para ella tantas veces en tan poco tiempo. A pesar de que sabía que no podía mover el tiempo atrás, ni curar sus males por arte de magia, esta vez quería regresarle al menos un poco de esa atención.
Salió de su escondite, rompiendo algunas ramas y llamando la atención del joven pelinegro, quien al caer en cuenta de la presencia de la morena, se limpió las lágrimas y miró en otra dirección.
- Hola Xóchitl, ¿tampoco puedes dormir?
- No, me temo que no, esto de la vida intensa no es lo mío.
- Siento hacerte dormir así, normalmente no hago estas cosas.
Él le sonrió. Xóchitl trató de regresar su dulce gesto, pero en lugar de ello, solo pudo darle una mirada triste.
- ¿Estás bien?...
Alex le sonrió lo mejor que pudo, tratando de ocultar el tormento que pasaba por su cabeza.
- Claro, solo necesitaba despejarme un poco.
- Alex... puedes ser sincero conmigo.
Ella se acercó hasta él y se sentó junto al joven. Este se quedó en silencio, miró el cielo estrellado y suspiró.
- Ella tenía razón...
- ¿Ella?
- Valentina, ella me dijo que no viniera, que solo me metería en problemas, y no la escuché, ella quería protegerme, sabia que los españoles no son el tipo de persona en la que puedes confiar. Sabía que iba a fracasar, y me molesté con ella porque no quiso venir, yo quería obligarla... soy tan egoísta...
El moreno rompió en llanto y la joven lo abrazó en un reflejo, haciéndolo ocultar su rostro en su hombro.
- No es verdad Santiago... no sabías que esto iba a pasar.
- Yo sé cómo son los españoles, debí imaginarlo, debí escucharla... por mi terquedad te metí en problemas con Leo, probablemente después de esto seamos buscados por toda la Nueva España, te lastimaron y te humillaron por mi culpa... lo siento... lo siento tanto...
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Hilo de Sangre. [EDITANDO]
FanfictionSe dice que hay personas que nacen con un hilo rojo atado al dedo meñique, que los conecta a su amor verdadero. Sin embargo, ¿qué pasa cuando los hilos se enredan entre sí? ¿es posible desenrrederlo? o ¿simplemente es mejor cortarlo? RESUBIDA Porque...