Habían pasado al rededor de 5 meses desde la última vez que vieron agua caer del cielo en forma de lluvia, las cosechas estaban completamente perdidas y los animales habían empezado a morir uno a uno debido al calor extremo que los azotaba. Tanto era el calor que los cactus habían empezado a brotar en toda la zona y los insectos ponzoñosos no tardaron en hacerse presentes.
Las personas del pueblo estaban desesperadas por conseguir agua, mucha gente cayó gravemente enferma y para desgracia de las familias, muchos niños habían caído victimas del calor. Un par de semanas más y seguro morirían. Muchas familias huyendo de dicha maldición habían intentado huir del pueblo mil veces a través del matorral y del cerro, pero, según decían, antes de poder cruzar el cerro una bola de fuego azul se los impedía, atacandolos con fuego.
Aquel tormento se había desatado desde que, hace un par de meses los pueblerinos ante el miedo, terminaron por quemar la casa de una supuesta bruja, desatando con ello su furia. Si no hacían algo, pronto morirían.
Una niña de cabello castaño oculto bajo una pañoleta rosada caminaba entre los ya secos arboles del cerro, en busca de un arrollo o algo que pudiera ayudarla, a ella y a su pueblo, a sobre llevar la sequía.
Llevaba en su cuello un colguije de una estrella de mar, y vestía un humilde vestido azulado decorado con flores verdes. Al cabo de un rato de caminar entre arboles secos y plantas espinosas, pudo encontrar el rastró de lo que alguna vez fue el arrollo, para su fortuna la tierra estaba húmeda y esto le dio esperanzas de encontrar un cuerpo de agua, sin importar que tan mínimo fuera, la de orbes chocolate siguió el lecho del río hasta encontrar un pequeño estanque con agua limpia.
- Agua...
Susurró en primera instancia y luego se dejó caer a un costado. Agradeció a los dioses que aún quedara al menos un pequeño charco, juntó sus manos y con desespero bebió un par de tragos, pequeñas gotas se escurrieron por su mentón las cuales secó con la manga de su vestido, sacó de su morral una cantimplora que llenó hasta el tope de agua y luego de mojarse un poco el rostro se quedó observándose a si misma a través del reflejo. Al menos ahora el pueblo podría beber cómodamente por lo menos durante una semana.
No le gustaba tener que terminar con el pequeño ecosistema que se había formado, podría haber algún renacuajo, aunque había que aceptar que el agua no se veía verde o sucia, al contario, era tan cristalina que de haber algún pez nadando ahí, sería fácil verlo.
La chica guardó su cantimplora en el morral y con paso veloz regresó a su humilde pueblo. Apenas entrando pudo percibirse un aire de desespero, un señor mayor era, por quien parecía ser su nieta, avanicado con suavidad, los labios de la niña, resecos y los pómulos sobresalientes eran síntomas de la deshidratación y de la anemia por falta de alimento. Él tenía una quemadura grave en el pecho, que según dicen los rumores, se lo ocasionó la malvada bruja que desató aquel maleficio sobre el pueblo. Pero la chica ya sabía cómo se inventaban cosas en el pueblo, entonces, no se lo terminaba de creer. Siguió andando por las calurosas calles hasta llegar a su casa, que a la vez era la casa de la curandera. Afuera, había una larga fila de madres con niños en brazos quienes presentaban síntomas severos de deshidratación. La castaña saludó a todos, para revivir un desairado saludo de regreso.
Entró con paso lento al lugar donde una señora de cabellera plateada y rostro arrugado atendía a una niña de no más de 5 años quien estaba severamente enferma por la falta de agua. Dejó de atenderla un segundo, para voltear la mirada a la silueta. Al ver llegar a la joven, sonrió.
- Juanita, que bueno que llegas.
- No tengo buenas noticias sijtli*
- No es nada nuevo Juanita.
- Las plantas de oregano están casi secas, ya no hay abedul y las pencas de la savila comienzan a secarse sol.
- Luego hablamos de las plantas Juana, que esto es urgente, ayúdame con esta niña por favor.
- ¿Que síntomas tiene?
- Nada diferente al resto en realidad, su piel está reseca, respira con dificultad y sus parpados están hundidos.
- Deshidratación severa.
Concluyó Juanita con voz baja recibiendo un asentimiento por parte de la mayor.
La menor se acercó a la niña que muy a penas tenía fuerzas para abrir los ojos, sacó su cantimplora del morral para luego acercarla a sus labios y dejar caer un delgado hilo de agua. Luego de darle de beber un poco, le pasó la cantimplora a su abuela.
- Podemos hacer un suero con esa agua.
-¿De donde la sacaste?
Preguntó la mayor, el agua era más preciada que el oro en esos momentos y no le gustó el imaginar que su nieta estuviera robando.
- No es lo que crees sijtli*
Sonrió la chica al adivinar el pensar que acariciaba a su abuela.
- Encontré un rastro del arrollo entre unas rocas del cerro.
- ¿Se lo haz dicho a alguien?
- No, pero iré a decírselo a los gobernantes en cuanto acabe con...
- ¡No lo hagas!
La interrumpió la de cabellos plata. Reacción que sorprendió un poco a Juanita, su abuela no solía alzar la voz.
- Pero...
- Juanita, si los gobernantes se enteran de tu descubrimiento se quedarán toda el agua para ellos.
La de orbes chocolate se quedó en silencio, sí, su abuela tenía razón, pero de dejar el agua ahí seguramente se pondría verde o se haría fango, no tenía que desperdiciarse, al menos no tomando en cuanta que había gente muriendo por falta de esta. Se acercó a uno de los estantes y vació su morral para luego comenzar a llenarlo con frascos, o recipientes en donde transportar el agua.
- La traeré aquí entonces.
-Iré preparando el suero, date prisa kone*
La de pañoleta no esperó más y fue corriendo de regreso al monte, sería mucho más fácil si más personas ayudasen, pero en plena desesperación, apostaba a que terminarían tirando todo por todas partes, preferia dar un par de vueltas más, pero estar segura de que el ayuda sería bien aprovechada. Con el agua que lograse rescatar podrían burlar a la muerte un par de semanas más, pero no debería ser así, no debería haber niños muriendo de sed, o adultos muriendo de hambre, no debería haber tanta gente suplicando por agua, por comida, el pueblo necesitaba ayuda y Juanita ya sabía a quien recurrir.
....
Sijtli*: "Abuela" en Náhuatl.
Kone: "Hija"
ESTÁS LEYENDO
Hilo de Sangre. [EDITANDO]
FanfictionSe dice que hay personas que nacen con un hilo rojo atado al dedo meñique, que los conecta a su amor verdadero. Sin embargo, ¿qué pasa cuando los hilos se enredan entre sí? ¿es posible desenrrederlo? o ¿simplemente es mejor cortarlo? RESUBIDA Porque...