La promesa.

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- ¿A dónde vas papi?

Preguntó con voz chillona una pequeña niña de apenas 6 años, que miraba con intriga a su papá que se alistaba para salir. Llevaba un morral con apenas unos pocos cambios de ropa y un par de frutas, el hombre al igual que la pequeña niña tenía mechones azulados muy alborotados y la nariz redonda.

- Debo irme por un tiempo mi niña.

- ¿Cuando vas a volver?

La inocencia de la niña relucía en sus bonitos ojos violeta, quién a ciencia cierta no entendía porque su papá tenía que irse.

- No lo sé mija. Pero te prometo que va a ser pronto.

- ¿Por qué te vas?

- Ay mijita, se merecen una mejor vida y con lo que gano en las chinampas apenas alcanzamos a comer.

- Pero yo no quiero eso... Yo quiero que te quedes conmigo.

La pequeña niña le extendió los brazos a su papá, quien correspondió el gesto y la cargó, juntando sus frentes.

- A ver chamaca, tú sabes que te amo ¿verdad?

- Sí papá...

- ¿Entonces? Confía en y recuérdalo todas las noches hasta que regrese.

- ¿Me prometes que no vas a tardar mucho?

- Lo prometo.

El mayor le sonrió a la pequeña y terminó por darle un beso en las mejilla, mientras limpiaba la pequeña lágrima que comenzaba a formarse en sus ojos.

- Te vamos a esperar papá.

Insistió el hermano mayor de la niñita abrazando al hombre quien bajó a la pequeña y se puso a la altura de su otro hijo.

- No será mucho, lo prometo. Mientras tanto, cuida a tu hermanita por mi.

El hombre besó la frente de su hijo, y lo abrazó.

Por último, el hombre se reincorporó y fijó su orbes en lo de su esposa, trataba inútilmente de ocultar la profunda tristeza que la invadía, con una leve sonrisa.

- Rosa...

- No digas nada...

La mujer no lo dejó terminar y se lanzó sobre él, posando sus labios en los de él.  Acción que tomó desprevenido al hombre peli azul, pero aún con ello, le correspondió.

- Dímelo cuando regreses.

- Te voy a extrañar mucho Rosa, espérame porfavor 

La mujer asintió e inevitablemente comenzó a llorar.

- No llores por favor... Me partes el alma...

Suplicó mientras besaba sus mejillas.

- Voy a volver, lo prometo.

Sin más que decir el hombre salió a toda prisa de su hogar y subió a una carretera junto con otras personas, personas que jamás había visto en su vida, pero al igual que él, se iban con la esperanza de encontrar una mejor vida.

Le dedicó una última mirada a su familia quienes en un mar de lagrimas se despidieron de su papá con una última mirada.

...

Ahora aquella pequeña niña, era una bonita joven muy singular, tenía 12 años. Su cabello estaba recogido en una pequeña trenza, el pequeño orificio que se asomaba bajo sus labios hace tantos años había desaparecido, sus orbes ahora eran más claros, llegando al punto de confundirse con un morado oscuro. Sus mechones azulados aún caían alborotados caían sobre su frene y una diadema de tela sujetaba su cabello.

Navegaba por las apacibles aguas del canal de Xochimilco mientras las palabras de su madre hacían un profundo eco en su mente, atosigandola a cada momento.

No era verdad, su padre no los había olvidado, estaba segura. O al menos, eso anhelaba.

...

- Kika, necesito que aceptes mi compromiso, entiendeme, entiendelo, Alonzo se ha portado muy bien con nosotros. Y pronto estará viviendo con nosotros.

- ¿Y Eso es todo?  Que fácil olvidaste a papá, mamá.

La soñara Rosa bajó la mirada. Discutir con su hija siempre había sido un desastre, no se quedaba callada y siempre encontraba la manera de defender lo que pensaba.

- Tú papá nos abandonó Kika... afronta la verdad... es hora de seguir adelante.

La chica se quedó pasmada, ¿en verdad le estaba diciendo eso?

- ¡ESO NO ES VERDAD! Él me juró que volvería ¿Qué cara le vas a poner el día que vuelva y te vea casada con otro hombre?

- Kika, de haber querido tu padre ya habría vuelto. Por favor... solo te pido que toleres Alonzo.

- ¡Yo no quiero a ese hombre, y JAMÁS lo aceptaré!

- Kika deja ya de actuar así, mamá tiene derecho a ser feliz al lado de alguien más.

Interrumpió un joven de piel un poco más dorada, pero de cabellos del mismo tono que la menor.

- ¿Te vas a poner de su lado Beto? ¿Tú también olvidarás a papá?

El joven bajó la mirada y suspiró.

- ... Él ya nos olvidó a nosotros.

Los ojos de la niña de trenza se empaparon en lágrimas y sin pensarlo ni un poco corrió fuera de casa, donde nadie viera sus lágrimas, se subió a una pequeña traineras y se perdió en el canal mientras sollozaba y se preguntaba por qué todos estaban tan decididos a olvidar a su papá, ella no quería olvidar, era su papá después de todo ¿Realmente estaba haciendo mal por mantener viva su imagen? ¿Por mantener en pie una promesa que se hicieron hace ya tantos años? ¿Por amar a su padre con toda el alma?

La joven cayó sobre sus rodillas, sus pensamiento estaban perdidos en un tormento de emociones, no sabía que sentir, decepción, furia, tristeza, melancolía, ahora todo era muy confuso, un par de lágrimas mancharon sus palmas que aferraban con fuerza al piso de la lancha.

Ya no iba a esperar a que su padre volviera, ella misma iría a buscarlo, solo tenía que esperar un poco más, una corazonada surgió en ella y esta le gritaba desde el fondo del alma que esperara solo un poco más.

Hilo de Sangre. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora