Saldando cuentas.

422 33 69
                                    

Okey, si ya leíste la historia, sabrás que este capítulo es MUY cruel. Y en realidad la historia va a tratar temas fuertes, yo entiendo que hay personas que pueden ser sensibles a cierto contenido, entonces, pondré una pequeña aleta al principio del capítulo para que puedas omitirlo en caso de ser sensible al tema.

Alerta.
●•Bullying/tortura•●
_____________________________________

La pálida joven de cabellera rizada observaba fijamente el horizonte que se pintaba tras la ventana de su habitación, las imágenes de sus recuerdos se dibujaban frente a ella trazando una oscura sombra que poco a poco comenzaba a consumirla.

14 de Octubre. Ese mismo día, hace ya tres años, la de orbes chocolate había perdido su mundo entero, había perdido a su padre en un accidente en la mina, había perdido su hogar, todo, se vio en el fondo de un sombrío torrente y estaba segura de que nadie la ayudaría. Después llegó un joven castaño que la ayudó a recuperar la fe en las personas, pero de repente, estaba sola otra vez, sus tíos se deshicieron de ella tan pronto como pudieron, y antes de terminar vendida a alguna familia rica prefirió escapar.

El poco tiempo que pasó en las calles valiéndose por si misma fue muy duro, pero en realidad, se sentía más segura allí. Después le ofrecieron refugio en un orfanato, y quizá por obra del destino, volvió a encontrarse con él... llegó para mostrarle un camino lleno de luz, un camino que el músico había construido especialmente para ella, para que se olvidara de sus pesares, para que entiendiera que no estaba sola, que ahora alguien la amaba. En un par de meses el melómano iluminó su mundo, le devolvió la sonrisa y se encargó de curar cada una de sus heridas, solo para verla sonreír, se encargó de reconstruir su mundo y él se volvió su pilar, su fuerza para seguir adelante y ahora ya no estaba. Se había ido tras el dulce aroma de una flor preciosa, tras el cegador brillo de un alma pura.

Sutilmente desvió el rostro hasta su peluche de mapache, aquel que su papá le había regalado cuando apenas era una bébe. Lentamente se levantó y caminó con paso torpe hasta quedar junto al animal relleno, lo tomó entre sus brazos y lo estrechó contra su cuerpo, ahora más que nunca necesitaba un abrazo, un consuelo. No sabía cuanto tiempo había estado así, aferrada al recuerdo de sus padres mientras abrazaba el animal relleno, hasta que un par de golpes la devolvió a la realidad.

- Valentina, hija, la misa de tu papá será en una hora, espero verte ahí.

- Sí, ahí estaré.

Escuchó los pasos del anciano acompañados de su bastón alejarse en el pasillo, para luego bajar las escaleras. La niebla del silencio volvió a colarse por las paredes y se esparció por el pasillo, no había ni un solo sonido.

Una vez la de paño rojo se aseguró de que nadie estuviera en el pasillo, regresó a su ropero de donde sacó ropa color oscuro, en realidad lo primero vio.  Para luego caminar silenciosamente hasta la puerta, giró la manija y salió de lo que se había vuelto su refugio, con un cambio de ropa en manos, como acto reflejo se cubrió los ojos del radiante sol que entraba por las ventanas. A pesar de ser una fecha trágica y melancólica para ella, el día relucía un sol radiante en lo alto del cielo y unas pocas nubes blanquizcas se esparcían por este.

Un suspiro se escapó de sus labios, ahora lo único que deseaba era no encontrarse con el melómano o la india mientras se preparaba para la misa de su difunto padre, ese día quería ahogarse en su propio llanto, pero no por el chico que la había dejado hace un par de meses, si no, por que ahora su familia estaba muerta y estaba más sola que nunca.

...

- Por favor, de pie, daremos inicio.

Hilo de Sangre. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora