La llamarada azul.

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Capítulo re subido, sin cambios importantes.
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Un extraño llanto llamó la atención del almendrado, quien miraba detenidamente el lugar en el que se encontraba, parecía estar en un enorme vacío pintado por las sombras y las tinieblas. Una densa niebla se esparcía en el lugar y hacia muy difícil ver más allá de un par de metros a la redonda, cosa que complicaba bastante la caminata del almendrado, quien desde hacia ya algún rato escuchaba un llanto proveniente de algún lugar, y él parecía tener un extraño y fuerte deseo de ayudar a aquella persona que parecía estarla pasando más que mal.

Entre la neblina del lugar, el cazafantasmas logró distinguir a una joven de cabellos morados, que abrazaba sus rodillas y mantenía el rostro escondido. La joven estaba llorando desconsoladamente.

- Esos foráneos, esos malditos foráneos llegaron a destrozar todos mis avances... van a pagarla... en nombre de mi madre... iiLos voy a matar a todos!!

Dijo entre los sollozos. Leo pudo escuchar sus palabras, pero no entendía del todo de que estaba hablando ni quien era.

- Oye niña... ¿Estás bien?.

La voz asustadiza del líder del grupo sacó a la pelimorada de sus pensamiento. Él se acercó temeroso al lugar en el que ella estaba, y la joven detuvo su llanto para quedarse inerte a los pies del muchacho, quien se acercaba cada vez más y más a ella, hasta quedar justo a su lado.

Silencio.

Calma.

Ni un solo sonido, se atrevía a hacer acto de presencia.

Hasta que la joven se atrevió a levantarse con el rostro enfurecido y le dio al castaño un golpe directo al pecho. Por un segundo Leo pudo sentir como si una braza ardiente le quemara el sitio del golpe, y un dolor equiparable al de estar siendo envuelto por un mar de llamas.

- ¡Leo!

El castaño despertó de repente dándole un fuerte cabezazo al peliazul en frente suyo, quien ante el golpe se dejó caer sobre las sabanas mientras su entorno daba vueltas perennemente. 

- iBájale! Yo solo venía a despertarte y me recibes con esto... iDuele!

- iAy! Perdóname Beto.

- iTen cuidado Leo!.

Lo regaño el chico, dándole un coscorrón al moreno, quien se sobó la cabeza. Entonces, la risa de Valentina llamó la atención de ambos desde la puerta.

- ¡Dale otro! A ver si con eso se le quita lo bruto.

Entre risas la joven sugirió a Leo, y a pesar de la supuesta ofensa, al aclararse la vista el peliazul la dulce y brillante sonrisa de la bella de joven de rizos chocolate fue lo primero en retumbar en su mente, incluso, sintiendo un extraño hormigueo recorrer su espalda.

Sus ojos entre morados y azules se quedaron clavados en lo hermosa que se veía sonriendo...

¿Qué tonterías estaba pensado? Sin lugar a dudas, el golpe le había revuelto las neuronas, pensar que la agresiva de la minera era linda era señal de enfermedad ¿cura? Un chingadazo bien fuerte, en casos extremos, la muerte.

- ¿Qué me vez? ¿tengo monos en la cara?

Preguntó la minera, con el seño ligeramente fruncido, la mirada embobada del chico había comenzado a incomodarla.

- Es la primera vez que te veo sonreír...

Ella se sonrojó ligeramente, su pálida piel no le ayudaba para nada a disimularlo. Kika y Leo se miraron. Problemas para Beto, tenía que arreglarlo y rápido antes de que su hermanita los casara internamente.

Hilo de Sangre. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora