Ceniza azul.

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Cambios en el capitulo. 

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- iiEl Dios Quetzalcóatl ha sido derrotado por Mictlantecuhtli!!

En la plaza del árido pueblo, un anciano alarmaba a todo quien lo escuchara con estruendosos gritos. Una profunda sombra comenzaba a devorar cada centímetro del lugar, dejando todo en una fría penumbra.

Para ellos, que el sol desapareciera era la clara señal de que su más grande Dios había sido derrotado por el señor de las tinieblas. Y claramente eso desató el pánico entre todos, quienes corrían de un lugar a otro buscando refugio en sus hogares.

- Vamos a morir... iVAMOS A MORIR!

Gritó una de las mujeres desatando todavía más el pánico entre los pobladores.

- Quetzalcóatl ha caído, inclinémonos ahora ante nuestro nuevo señor, Mictlantecuhtli.

Ante la orden del hombre de coleta, todos se reunieron a las orillas del pueblo, con intenciones de darle una bienvenida agradable a su nuevo señor, para que fuera piadoso con ellos.

En una de las casas del pequeño lugar, Juanita y su abuela atendían niños gravemente enfermos de deshidratación, cuando apareció aquella misteriosa sombra, y cubrió su casa en penumbras.

Ante esto, algunos de los niños comenzaron a gritar de terror, y ahora la nueva tarea de Juanita y su abuela, era tratar de calmarlos.

- Cálmense un poco, nuestro Dios no puede ser simplemente derrotado.

Explicó la mujer de cabellos plata, mientras acariciaba cariñosamente la cabeza de algunos pequeños.

- Yo iré a ver que pasa.

Susurró la chica de vestido azulado a su abuela mientras se encaminaba cuidadosamente a la salida de su vivienda. Miró el cielo, buscando con la mirada el orbe de calor, pero en lugar de aquel esférico, se encontró una extraña silueta que avanzaba con lentitud sobre el pueblo.

...

- Ya nos perdimos.

- Que no.

- Que sí. No sabes donde estamos.

- Claro que sí, ya llegamos.

- Llevas diciendo lo mismo desde hace 3 horas Leo, si le hubieras hecho caso a Tlacomixtle, no estaríamos aquí.

- En primera tu fuiste quien lo intoxicó con tu comida Valentina, no es mi culpa que no sepas cocinar.

-iOye! ¡Yo que iba a saber que las especias que tenías en la lacena eran hongos venenosos!

Se defendió la de cabellos chocolate. Ella y el almendrado discutían desde hace un largo rato sobre quien había tenido la culpa de que ahora se encontraran perdidos.

- De esos hongos solo hay en San Luis. Valentina. Acabas de arruinar mi colección.

-iAy! Quien te manda a tenerlos en la cocina.

- Óyeme, yo no contaba con que no supieras diferenciar entre especias y hongos.

- Deberías de apreciar mi creciente curiosidad.

- Tu curiosidad casi mata a...

- Es aquí.

Una particular voz sonó tras ellos, interrumpiendo su reñida pelea, era el Tlacomixtle, quien increíblemente, cambiaba de color cual camaleón enchilado.

Hilo de Sangre. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora