Capitulo 15

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Alessa.

Ahora entiendo lo diferente que se vuelve un ser humano en la oscuridad.

No estoy loca. No estoy loca. No estoy loca. No estoy loca.
No es real. No es real. No es real. No es real. No es real.

El horror hace que abra los ojos violentamente.

Tengo el cuerpo empapado en sudor frío, y mi cerebro nada en inolvidables olas de dolor. Mis ojos se asientan en círculos de negrura que se disuelven en la oscuridad.

Algo se hace pedazos; se oye un lamento tormentoso en la distancia. La habitación está enterrada en hormigón, las paredes son más gruesas que los suelos y techos juntos para evitar que los sonidos huyan. Si se distingue el ruido de la agonía, es que debe ser insoportable.

En este lugar se escuchan con más claridad los lamentos y agonías.

Entonces reacciono. Salgo de mi shock momentáneo y todo se vuelve más claro.
Tomo una gran bocanada de oxígeno.

Reparó el lugar, estoy en un cuarto. Esperen no es un cuarto, es parecido a un sótano. Hay unas escaleras al inicio que indican arriba.

Sí, es el sótano. Por eso habían sonidos raros pero se escuchaban demasiado lejos desde arriba.

Algo no está bien. Nada está, ni estará bien.

Aquel hombre frente a mí me está mirando fijamente.
Respiro con dificultad y me las arreglo para ponerme en pie, pero fracaso en el intento.

¿Qué clase de lugar es este?

—¿Qué esperas para ponerte sobre tus pie?— su voz fría me hizo dar un pequeño salto.

Tengo tanto odio que clavo mi mirada en él.

—¿No te vas a presentar con tus nuevas compañeras?— habló nuevamente inclinándose hacia mí.

Desearía no estar aquí. Tal vez si me quedo muy, muy quieta, si no me muevo en absoluto, todo cambiará. Quizás así podré congelar mi dolor.

Si el tiempo se detiene todo estaría mejor.
Son chicas, menores y mayores que yo, y están en un estado desagradable.

El miedo atenaza todo mi cuerpo, todos esos ojos mirándome con desesperación y miedo causan en mi una tristeza enorme.

Pero...

Soy una más, una inocente más, una víctima más.

Las lágrimas inundan mis mejillas y mi visión se vuelve borrosa.

Esto no es cierto. No es cierto. No es cierto. No es cierto.

—¿Porqué estoy aquí?— tuve la valentía de hablar. Mi voz quebró.

—¿Me tienes miedo?— si maldito, enfermo.

—No me dan miedo, basuras como tú.— mentí, resopla y el sonido hace eco en el aire mortecino que nos separa.

Agacho mi cabeza y siento que él se aleja.

Hoy eres elegida, hermosa mujer— alzo mi cabeza al instante que escucho su voz y sin darme cuenta mi cuerpo en un rápido movimiento se pone de pie.

Miedo, es la única emoción que veo en el rostro de aquella chica.

—No, por favor, compasión. Compasión.— la chica grita entre lágrimas.

La compasión no existe, querida.

No sé cómo actuar, no sé que debo decir, no sé qué hago ahí, frente de él.

¿Ellos, él o yo? © [Darkness 0.1] En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora