Capítulo 19

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Alessa.

Matthew.

Es él quién está en la fotografía, amarrado y herido.  Siento una pulsada en mi corazón cada vez que mi mirada se clava en la foto.

En qué momento me quedé dormida, no lo sé. Tuve una pesadilla y al cantar recuerdo la foto.

Mi corazón late con mucha velocidad.

No tengo fuerzas y mi estómago cruje pidiendo alimento, mientras que mi garganta anhela agua.

Ya no temo por mí, ya mi miedo quedó a un lado. No temo morir, de hecho quiero estar muerta. Pero no sé que tiene que ver Matthew en todo esto. 

—Buenos días, florecita— saluda Mons entrando al cuarto con una bandeja de comida.

—Buenos no, son solo días, desconocido.— le respondí con indiferencia.

—Espero y hayas dormido cómoda— sonríe al hablar— y gracias por la serenata. Tienes talento.

Al verlo siento como mi cuerpo despierta de todo aquel suplicio.

—Tu madre debe ser toda una experta cantando —dije antes su despreciable sarcasmo.

—Hoy es un buen día florecita, hoy será tu día, tengo sorpresas para ti, ¿aún seguirás negando que no me temes?— pregunta inclinándose hacia mi, poniendo una de sus manos en mi hombro.

—Jamás sentiría miedo o temor hacia alguien tan insignificante y repugnante como tú—respondí de manera inmediata y mis manos empezaron a sudar.

—Te traje comida, pero me doy cuenta que estás muy bien así —me dice mirando la bandeja de comida— mejor quédate así, estás muy gorda. Que asco.

Toma la bandeja y la tira al suelo pisando el alimento.

Maldito de mierda.

El estómago me gruje del hambre, me siento débil pero demostrarlo jamás.

—Eres un hijo de perra— insulto —me tienes secuestrada y me mantienes así. Sin comer ni beber, realmente sí, estás enfermo.

—¿No y que eres muy fuerte, Pequeña flor?— me mostró sus blancos dientes— si, eso quieres creer.

—No se que quieres, pero te falta esforzarte más para hacerme temer y temblar del miedo.

—¿Pobre tú noviecito, no?, debe estar pasándola bien feo— dice buscando mi debilidad.

Algo dentro de mi corazón quiere saber que tiene que ver Matthew en todo, porque para solamente causarme miedo o querer humillarme no puede ser.

Él mira fijamente mis ojos, se levanta, da media vuelta y se marcha del lugar.

Mi cuerpo aún se encuentra adolorido, podía sentir cada uno de mis huesos retorcerse, el hedor del lugar me tiene confusa y mareada, aún más de lo que ya me encontraba.

Vuelvo a acostarme en el suelo, tarareando una de mis canciones favoritas, mientras las lágrimas aparecen haciéndome sentir muy mal.

No sé que tiempo llevo acostada pero hay un hombre en la entrada del lugar, observándome.

Cuando se da cuenta que me doy cuenta de su presencia, se acerca a mi, me levanta tomando fuertemente uno de mis brazos, y me lleva hacia la plata superior.

No puedo moverme, mi cuerpo aún se encuentra en muy mal estado.

Solo deseo que todo termine y ese hijo de puta me deje en paz.

¿Ellos, él o yo? © [Darkness 0.1] En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora