¿Ellos, él o yo? © [Darkness 0.1] En Pausa

Capítulo 37

Alessa.

¿Qué haces cuando te duele el corazón?,  ¿a quién buscan cuando sienten que están a punto de caer?, Recuerda que siempre al final, estas solo...

Una pequeña caja envuelta con una bolsa negra, reposa entre mis piernas, mientras Mons me da unas indicaciones.

—¿Entendiste lo que tienes que hacer?—, pregunta.

Me limito a asentir, creo que ya me estoy acostumbrando a este tipo de encuentros. Siempre mis ojos han visto a Mons como una persona mala y  detestable, pero ahora lo veo mucho mas que eso, me demostró que realmente si es un monstruo uno de carne y huesos. 

Quisiera salir corriendo pero aun le temo, podría matarlo pero me niego a ser como él...

—Escucha bien—, su voz en dura y severa—, tienes que sonreír y ser amable con todos.

Yo lo encaro con todo el coraje que puedo y el me sostiene la mirada antes de volver a decir una vez más—: ¿Entendiste bien lo que tienes que hacer?

Quiero escupirle en la cara que no tiene que decirme que hacer pero me trago el coraje antes de salir del auto.

Una maldición se escapa de mis labios en el instante que estoy afuera.

Ya había hecho esto, unas dos veces antes, sé como hacerlo pero simplemente la idea de volver aparecer por allá me da escalofrío.

Estaba molesta, Mons  no respondió ninguna de mis preguntas acerca del asesinato de la mamá de Matthew, simplemente se limitaba a sonreír. Era obvio, había sido ordenado por él.

—Alessa!!—, me llamó—, ten presente las palabras que plasmé en el papel.

Le di una mirada de confusión y seguí mí camino.

El auto me dejó a una cuadra del lugar donde debía entregar la encomienda. Así que caminé sin prisa preguntándome qué había dentro de la caja, la palpé con mis dedos y un papel salió volando.

Fui en su búsqueda y cuando lo tomé entendí todo.

“Te convertiré en lo que juraste no ser, te convertiré en quién no quieres ser. Pensarás que te destruí, flor, pero fue todo lo contrario ”

Mí piel palidece  y mis ojos se cierran con fuerza y tomo una respiración profunda para ralentizar el ritmo de mí pulso acelerado.

Trago duro.

Necesito tranquilizarme.

Dejó escapar un suspiro antes de decir—: Todo estará bien, él ya no me da miedo...

Entonces, meto el papel en el bolsillo trasero de mí pantalón Y me dispongo a llegar a mí destino.

Un callejón oscuro lleno de hombres borrachos, drogados, mujeres semidesnudas, otros teniendo sexo, me espera y camino lo más rápido posible.

Escucho murmullos y comentarios hacia mí, como “¿Otra vez por aquí, preciosa?”, “¿Cuánto cobras, pequeña?”, etc...

Trato de ignorar la manera en la que mis músculos se tensan.

Sostengo fuerte la caja porque temo que en cualquier momento puede caerse por los temblores que tiene mí cuerpo.

Veo el  bar un poco acabado que está al fondo del callejón, y abro la puerta que por cierto está un poco remendada, las personas que posaban ahí pusieron su mirada en mí, más hombres borrachos, drogados y mujeres semidesnudas bailando.

Quería salir de aquí lo más rápido posible así que me acerco al hombre que atiende en la barra y entregó el paquete.

Él hombre me mira y dice—: Un gusto verla nuevamente, señorita, gracias por la encomienda.