Capítulo 38

64 17 5
                                    

Advertencia: ciertos detalles de este capítulo pueden herir la sensibilidad de algunos lectores.

Alessa.

Dicen que la felicidad viene con nosotros, en el momento de nacer, pero de que sirve si en el proceso es cruel mente arrebatada.

La vida es tan difícil para mí, tan cruel...

Nuevamente están frente a mí los que desecharon mí vida, los responsables de mí sufrimiento y trauma.

Y saben, hoy no tengo fuerzas, hoy no me nace decir: "No les tengo miedo ", cuando me estoy muriendo de miedo, me tiemblan las piernas y el dolor en el pecho aumenta.

Estoy agitada, no puedo respirar bien, ellos... Nuevamente están todos juntos frente a mí...

Tengo tanto pero tanto miedo, no sé como controlarlo.

Cierro mis ojos con todas mis fuerzas, imaginando las cosas buenas de la vida pero solamente encuentro, dolor, llanto...

—Florecita...—, la voz gruesa y ronca de Mons envia oleadas de terror a todo mi sistema. 

Una roca se ha instalado en la boca de mi estómago y se siente como si pudiese vomitar en cualquier momento. El terror recorre mis venas y me paraliza completamente. No puedo apartar la vista. No puedo moverme. Ni siquiera puedo responder como se debe.

Los hombres parados delante de mí esboza sonrisas torcidas.

Estoy más que aterrizada, mis corazón está apunto de salirse, y deseo que se salga para así no tener que revivir el infierno.

—Mons...—, digo, en un hilo de voz. Mí vista pasa por cada uno de los hombres que están frente a mí.

Matthew en primer lugar, está echado en una silla, en el fondo, amarrado como un perro, está golpeado y inconciente. Imito un gesto de tristeza.

Mons es quien más impacto tuvo en mí vida, y aunque Stefan, Harry y Megan, poco los mencioné, bueno Megan debe estar pudriéndose en el infierno, pero los otros dos, están ahí frente a mí, con una sonrisa torcida en sus rostros, mirándome fijamente como el día que los conocí.

¿Él?... Abro mis ojos como platos al mirar al otro hombre que me acompaña,  su rostro tiene cortes, y algunos golpes,  sí, el viejo del bar, él que quería aprovecharse de mí y no se lo permití. Mí mandíbula se aprieta en el instante en que veo los ojos enrojecidos que me miran con dureza y enojo. Mis puños se cierran con tanta fuerza que puedo sentir como las uñas se entierran en la carne blanda de mis palmas, un nudo quema en la parte posterior de mi garganta.

El siguiente y último hombre es alto, vestido como un empresario, en forma, con grandes ojos grises que me miran con fijeza, siento un escalofrío recorre mí espina dorsal mientras trato de deshacer el nudo que se ha formado en mí garganta.

No recuerdo haberlo visto en algún momento.

La ansiedad que detona en mí sistema es tan grande que quiero gritar. Quiero esconderme, lejos de aquí... Lejos de ellos.

—Debo admitir que me imaginaba una mujer de verdad—, dice el hombre llamando la atención de todos—, ¿No la ven?, Es una mocosa indefensa, ¿enserio papá ella hizo todo eso en tu rostro?—, pregunta mirando al hombre del bar.

«Esperen, ¿dijo papá?, Mierda»

—Hijo, es una zorra, no te dejes engañar por su tierno rostro—, responde aquél.

—Como sea—, dice— escuchen, esta niña no me interesa, pueden hacer lo que quieran—, continúa pero esta vez se dirige hacia Mons—, ¿salvaje como te gustan, ah?, pero trato es trato, ya tienes tu parte ahora deja que mí papá haga lo que quiera—, habla con voz neutral.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 03, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿Ellos, él o yo? © [Darkness 0.1] En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora