15: "𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏𝒂𝒎𝒆"

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La suave respiración se oyó como si estuviera en el aire, ella lo percibió como lo haría con una de sus caricias, con los ojos cerrados, lista para sentir todo lo que la arrollaba en su efecto. 

—¿Estás ahí? —Preguntó con la voz muy grave y ella se absorbió el labio al recibir sus palabras. No hubiera imaginado jamás todo lo que extrañaba el sonido de su voz, tal como la insoportable inmensidad del océano pacífico. 

—Si, aquí estoy. —Respondió luego de un instante que el hombre del otro lado sintió eterno, como la distancia en la que lo había sumergido cruelmente durante dos largos días. Victoria se había tardado un día completo en responder sus mensajes y todo el viernes se había hecho interminable en la espera de su llamada. 

—Extrañaba oír tu voz, ¿cómo te sientes? —Preguntó su verdadero interés. La sola idea de que ella se sintiese incomoda, molesta e incluso traicionada por él, aún merodeaba en su cabeza llenándolo de culpas y de preocupaciones. 

—Estoy bien... ¿y tu? —Quiso saber, aún consciente de lo dura que había sido con sus palabras y de lo arrepentida que estaba por haber accionado precipitadamente. 

—Estoy bien, Victoria... —Respondió a la amabilidad de su pregunta. Extrañaba la bondad que se sentía hasta en la punta de sus dedos, cuando le acariciaban, ella era tan dulce. 

—Perdóname... —Dijeron en unísono y una suave sonrisa se complemento en sus rostros en sintonía. Victoria se tomó el labio como un hábito en el que intentaba reprimir lo que sentía y Esteban se rascó la nuca ante la ternura que le generó el modo en el que pronunció esa palabra. 

—Habla tu, te oiré. —Musitó ella, apoyando su cuerpo contra el marco del ventanal, observaba las estrellas brillar en la penumbra de la noche despejada. 

—Todo lo que dijiste, es verdad. —Respondió al instante en el que se recostaba sobre su cama. —Tuviste razón en molestarte, tu mereces respeto y yo me comporté como un imbécil...

—Tu me respetas más que nadie Esteban... —Comentó con preocupación, antes de que él le interrumpa.

—Lo sé, pero esa noche, debí asegurarme de que tu estabas segura, ponernos de acuerdo como las anteriores veces, pensar mejor mis acciones. No me siento para nada orgulloso de haberme aprovechado de tu confianza Victoria. Fue una estupidez de mi parte, perdóname por favor. —Se asinceró ganándose su total atención. —¿Victoria? —La nombró, creyendo que se había acabado la llamada. Ella sostuvo la sonrisa.

—Te estoy oyendo... —Respondió realmente conmovida con sus palabras. 

—No quiero perderte, te haz vuelto mi motivo y mi sentir, ya simplemente todo dentro de mi se niega a vivir sin ti... —Admitió garantizando la sonrisa que se mantenía en el rostro de aquella mujer, quien lo oía con las mariposas fisgoneando en su estómago sin cesar. 

—Yo también debería de disculparme contigo por haber dicho tantas palabras sin sentido, no me siento para nada conforme de lo que dije. Si bien estaba muy molesta, tu no merecías todas esas cosas que dije, perdóname por favor... —Respondió entonces, con su honestidad reluciendo en todas sus palabras y Esteban meció la cabeza.

—No necesito tus disculpas, te necesito a ti, Victoria...

—Es increíble todo lo que me haces sentir, es demasiado fuerte. —Agregó a sus palabras —En este par de días no he hecho otra cosa más que recriminarme a mi misma la estupida idea de dejarte ir, de no haber correspondido a tu beso, de no haberme quedado a tu lado. No he dejado de imaginar lo que hubiera sucedido si decidía seguirte el paso. —Se tomó un instante para respirar —A veces temo perder el control sobre mi misma y me da miedo ¿entiendes? —Casi al instante de pronunciar sus palabras, se ruborizó al caer en los recuerdos de algunas noches atrás, dejándose llevar entre sus brazos del hombre del otro lado de la línea. 

𝑨𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒛⊰ [ParejaTekila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora