23: "𝑨𝒎𝒂𝒓𝒈𝒖𝒓𝒂"

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"La vida, con todo y su genero femenino, era una miserable" pensó el hombre totalmente fúrico, mientras se bebía la medida de whisky y recordaba las palabras que salían de la belleza que ella tenía por boca.

"-Dímelo Victoria, dímelo una vez más por favor... -Le pidió sobre sus labios.

-Te amo -Musitó ella con una sonrisa afectuosa..."

Había confirmado su intachable Victoria en sus narices.

Bufó iracundo, algo le había hecho creer de que siempre la tendría a su lado, que no podría confiar ni siquiera en sí mismo, pero si podría hacerlo en ella, en la dulce mujer con la que había decidido compartir su vida desde hacían largos veinticinco años y a la cual imaginaba a su lado hasta el final, como lo había estipulado desde un principio. Meció la cabeza, sin poder detener el instante en su mente.

"-No te vas a arrepentir, mi amor. -Garantizó tomando una de sus manos para besar allí (...) Victoria acaricio sus labios y acercó los suyos para besarlos con toda su pasión.

-Yo sé que no Esteban San Román, porque si la felicidad no está junto a ti, no creo que exista de otro modo. -Susurró contra sus labios y el hombre junto a ella, correspondió a sus palabras con otro beso emocionante."

Sonrió con algo más oscuro que la ironía. Lo había dado todo por su estabilidad, ¿que si se lo había pedido? Por supuesto que no. Ella jamás había pedido nada. Siempre se había mantenido serena, impecable y complaciente, no se podía quejar, pero ¿cómo había sido capaz de verle la cara de ese modo tan desvergonzado?

Aun no le cabía en la cabeza que Victoria hubiera llegado tan lejos. Si bien él le había sido infiel, jamás se había expuesto de ese modo, ni la hubiera humillado así. Y sí, Camila los vio en algún momento, pero él se había asegurado la mayoría de las veces, que aquello no volviera a suceder. ¡Bah! ¿Para qué se molestaba tanto? Era una furcia y le estuvo plantando el cuerno, jugando a sembrar remordimientos, cuando en realidad ella era igual o peor que él. Se rió, definitivamente era muy astuta. Pero él le iba a enseñar que con Enrique mendoza no se jode...

...

Victoria observó a su hija, quien, como no había reparado y era lo más esperado, no había notado tan siquiera que su madre llegaba con el cabello mojado y menos que menos, que traía puesto un vestido de fiesta un lunes cualquiera a plena luz de día. La jovencita había musitado que se iría a compartir una tarea con su amiga Elisa y que estaría de regreso por la tarde, sin siquiera tomarse el instante de apartar sus ojos de su teléfono.

Victoria, quien estaba sumergida en aquel encanto en el que la había dejado Esteban San Román, simplemente le dio el permiso a su joven hija, quien frunció el entrecejo. Seguro se esperaba una réplica por lo de su castigo, pero Victoria estaba tan contenta, que quería compartirlo con su hija, si ella pudiera todos estarían de su mismo ánimo aquel día.

-Ma, ¿tu me puedes llevar o le pido a José? -Consultó la jovencita una vez divisaba que pasaban la entrada de la casa. Victoria, sin despegar la sonrisa de sus labios le miró intentando poner atención a sus palabras.

-¿Qué es lo que tu quieres? -Consultó sin apartar la mirada del camino y la jovencita alzó los hombros, estaba tan acostumbrada ya de ir con su madre a todas partes, que a esas alturas le daba igual.

-¿Puede llevarme José? -Intentó y lo que obtuvo fue un asentimiento de parte de su madre.

-Claro Mariana, te daré este espacio. ¡Pero! -Alzó un dedo y la jovencita le miró con su rebelde seriedad. -Regresas hasta las seis. No me obligues a tener que ir por ti. -Le advirtió y la misma asintió varias veces.

𝑨𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒛⊰ [ParejaTekila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora