Esteban se encontraba leyendo un libro sentado en un cómodo sofá que estaba ubicado junto al ventanal de su recámara, cuando la oyó llegar como un huracán. Una sonrisa involuntaria se dibujó sobre su rostro cuando sintió el aroma de su perfume, ese que le había regalado para que acompañara el amable de su aroma a rosas que siempre regaba con su presencia. Cuanto adoraba su sola presencia.
Eso es lo que ocurría cada vez que ella ingresaba, un fenómeno natural lo llenaba de una gran energía positiva que se instalaba allí y todo parecía cobrar un sentido, tomar un color, llenarse de vida. Esteban supo que ella no le había notado y agradeció cuando le vio caminar de una esquina de la recámara hacia la otra, que disque alzando el pijama y ordenando el desastre matutino. Aún con todo el personal que había en aquella gran casa, ella insistía en que la recámara fuera de su exclusivo cuidado, ¿cómo lo lograba? Esteban se reprendió de no ser tan detallista como ella lo era, tan llena de energía, ¿cómo dejaría el hábito, si estaba acostumbrado a dejarle ese trabajo a alguien más? Lamentó el bufido que lanzó Victoria cuando tomó su cartera y las llaves de su auto, para ponerlos sobre su mesa de noche.
El hombre se mordisqueó los labios cuando le recorrió con la mirada, admirando su belleza. Era brisa refrescante de la mañana verla regresar a casa, le recordaba a ese aroma del rocío que emanaba del césped, cuando se despedían por la al despedirse cada día, sobre todo cuando la veía así, tan inquieta e hiperactiva. Victoria iba recogiendo una de las tantas prendas que él dejaba por allí y por aquí, refunfuñando sobre "cómo es que podía llegar a ser tan desordenado" y sobre "la cantidad de veces que le había resaltado que recogiera su desorden", entre dientes. Aquello le provocó una sonrisa divertida, no porque fuera un imbécil desconsiderado, sino porque era muy linda cuando se molestaba.
Especialmente esa tarde, se veía tan guapa. Si bien había desarrollado un estilo en su modo de vestir en el que aún tenía la esencia de su característico estilo formal, ya no era tan conservadora y le sentaba tan bien, le daba un aire de seguridad y fortaleza que le fascinaba descubrir.
Una falda de un color gris oscuro abrazaba su estrecha cintura y un brasier casi imperceptible a la vista, se escondía debajo de los botones de su blusa color marfil en esa tela muy sedosa que siempre le gustaba utilizar. Pero lo que siempre se ganaba sus ojos, eran esas medias finas que enfundaban la delicada piel de sus piernas. Esteban levantó los lentes para ver con sus propios ojos la altura que le daban esos tacones de infarto.
-¡Ahg! ¡Por favor Esteban San Román! -Jadeó la mujer, tomándose el pecho luego de inhalar con asombro. -¡Me espantaste! ¿Cómo no te haces notar, huh? -Le reclamó con las cejas muy fruncidas, cosa que Esteban encontró muy encantador en ella.
-Quien nada debe, nada teme, mi amor... -Bromeó San Román con una sonrisa seductora. Victoria alzó una ceja ante su comentario.
-No seas payaso, ¿estuviste ahí y no has sido capaz de ocuparte de este desastre? -Musitó con seriedad. Definitivamente se veía tan guapa cuando estaba molesta, pensó el hombre mientras de relamía los labios secos, pero daba miedo cuando estaba molesta.
-Cielo, que guapa te ves hoy, ¿te lo había dicho? -Preguntó él como respuesta, una vez se puso de pie y caminó con sigilo hacia ella. Victoria meció la cabeza antes de extender una mano frente a él, con intenciones de detener su avance o lo que estuviera planificando en su tramo.
-¡Ah-ah! ¡No vas a convencerme con halagos San Román! -Advirtió ella, aunque su voz le traicionó al sentir sus suaves labios sobre los delgados dedos de la mano que perdían la firmeza frente a él. Cada vez era más hábil para doblegarla.
-¿Quieres apostar, preciosa? -preguntó con la voz melosa y ella persiguió sus besos que ahora escalaban el largo de su brazo derecho, sintiéndose tan débil ante su encanto. ¿Cómo lo lograba?
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𝑨𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒛⊰ [ParejaTekila]
Fanfiction"¿Por qué lo hacía?" Se preguntaba en su interior cuando pensaba en seguir los pasos de su esposo y sentir la adrenalina que aquello generaba, "Porque es lo que él me estuvo enseñado, yo solo soy su aprendíz..." se respondió buscando algún alivio, n...