17: "𝑻𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒐"

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"Oía. Podía oír absolutamente todo, aunque a lo lejos. Sufrir el llanto incesante de su hija Mariana, sentir el reclamo insistente que Camila hacía a gritos, la brisa de invierno contra su piel, el fuerte aroma a suero. El modo en el que la balanceaban en movimiento.

Todo era tan real, pero simplemente no podía abrir los ojos. Buscó por todo ese lugar en donde se encontró, a solas, y caminó hacia donde parecía que le estaban llamando, en una distancia. Ladeó la cabeza con extrañeza antes de preguntar:

—¿Quien eres? ¿y que es lo que hago aquí? —Consultó mientras divagaba en una respuesta. El joven frente a ella le observaba fijamente, una vez se acercaba como si buscara instruirla con directivas.

—Lo que sucede es que estás muriendo... —Pronunció con pesar removíendose en su expresión. Victoria le miró con los ojos muy abiertos sin poder creer, del asombro. Pudo ver verdad en el verde de la mirada de aquel muchachito, ¿cuántos años tendría? Trece, quizás quince años. Se sintió muy confundida de pronto, ¿cómo era eso posible?

—¿Morirme, yo? —Se abrumó. No podía ser cierto, ¿de qué modo? ¿Como?, ¿cuando?, ¿porqué? —¿De dónde te conozco? —Cuestionó un poco inquieta con aclarar algo de todo lo que estaba sucediendo. Respiró la incesante necesidad de reconocer al adolescente.

—Vivo aquí, este es mi hogar, dentro de ti. —Musitó el joven cuando le miró a los ojos por primera vez y Victoria sintió que el llanto se agolpaba desde su pecho hacia su garganta sin su consentimiento, de modo instantáneo.

—Dios mío. —Murmuró tapándose la boca, una vez recordaba aquella vez. Esa última vez. —¿Matías? —Susurró cuando se acercó a él y él sonrió con alegría.

—Hola mamá... —Le dijo sonriendo con una inocencia inmaculada.

—¿De verdad eres tu? —Preguntó cayendo sobre sus rodillas casi que inerte.

El joven se arrodilló frente a ella y debatieron sus miradas. Victoria quiso abrazarlo, quiso besarlo y arrullarlo como lo había deseado durante todo el tiempo en el que lo añoró, pero extrañamente parecía no ser dueña de sus acciones.

—Debes despertar, o luego será demasiado tarde... —Le indicó el jovencito con preocupación en su mirada. Victoria parecía no tener oxígeno en los pulmones y de pronto comenzaba a sentir un dolor intenso en la cabeza. —Mamá, por favor... —Murmuró una vez más y ella correspondió al llamado de su voz. El pasado más oscuro y doloroso se hacía presente para indicarle que, en sus manos, estaba su futuro, pero ella no se sintió con suficientes fuerzas para luchar por lo que fuera a venir con el tiempo.

—Siempre te amaré. —Susurró a su santa mirada.

—Lo sé, mamá y yo a ti. —Musitó con una dulce sonrisa blanca. Victoria cerró los ojos y se reencontró con la realidad, cuando la reanimaban para que no perdiera los latidos del corazón que le daba vida."
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—¿Enfermera? —Preguntó el doctor, en su voz se oyó la alteración, cuando habló alto. La adrenalina latente en aquella sala era casi palpable, parecía que perdería todo el control.

—¡La tenemos Doctor! —Afirmó una de las enfermeras que perseguían sus signos vitales, con entusiasmo. El médico sonrió y se permitió sentir alivio.

—¡Eso es! Bienvenida de regreso. —Dijo el médico mientras intentaba controlar los nervios que sintió, cuando presintió que se le escapaba esa vida. —Preparen el tomógrafo, por favor. —Ordenó mientras soltaba la mano de su paciente, después de observarla con atención, y caminaba hacia la puerta.

Esteban se sostuvo los cabellos sobre la frente, como si fuera a arrancárselos. Parecía que en cualquier instante perdería la paciencia, si no salía alguien a darle una respuesta sobre Victoria.

𝑨𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒛⊰ [ParejaTekila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora