25: "𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝑴𝒊"

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La brisa revoloteó por la suave tela blanca de la tradicional blusa bordada que abrazaba sus hombros desnudos. Aquellas diminutas flores de colores vivos rodeaban el volado que adornaba su cuello, realzando el tono de su piel con tanta armonía, su tez morena le seducía demasiado por allí en donde las líneas se unían con el dulce de su aroma.

Los jeans le sentaban tan bien, decidió Esteban cuando contuvo el aliento al oirla desprender un largo suspiro y se perdió en aquellos bonitos labios finos brillosos. Desde que se topó con ella por primera vez, pensó que era incomparable, pero en aquel instante que disfrutaba de admirarla más que antes, porque verla ser ella misma era lo que había estado deseando desde que había tomado sus cabellos entre sus manos por primera vez e imaginó como sería verla vestir de un modo más relajado y no tan estructurado, definitivamente la mujer que amaba era digna de pintar en oleo.

Le descolocó un poco caer en cuenta de que se había vuelto un ser dependiente, había perdido la lucidez con todo ese modo tan sutil en el que se oscurecía su mirada cuando las emociones parecían querer dominarla, de lo grácil en su cabello oscuro y su suave ondeo sin fin, de la curva en sus labios rojos cuando se perdía en sus pensamientos y en esa mueca que lograba al arrugar la pequeña nariz y unir sus cejas finamente pobladas, cuando algo le desagradaba.

Sí, Esteban San Román era un ser dependiente de ella, de la mujer que amaba, por la que había luchado contra viento, marea y maremoto por el solo hecho de tenerla allí, así, entre sus brazos, en su vida, en sus mañanas al despertar y en las noches al reposar. Lo había estado esperando con ansias, compartirlo todo, hacer un todo juntos, entonces ¿Por qué tenía que simplemente arruinarlo con aquella tonta necesidad de ofrecerle el mundo, aunque esto supusiera alejarla de su lado? Toda la armonía que habían alcanzado pasada la primera noche, luego de ese ataque del cual no habían vuelto a hablar, acabó en esas tontas palabras:

"¿Sabes que puedes tomar la decisión de vivir a solas un tiempo si así lo deseas?, si quisieras recuperar tu independencia o analizar tu vida desde otra perspectiva, tienes que saber que yo apoyaré todas y cada una de tus decisiones, Victoria."

Se sintió instantáneamente frustrado cuando, luego de dichas palabras, ella no despegó la vista de donde la dirigía para replicar, replantear o, tan siquiera, voltearse a verle. Moría por saber que era lo que estaba pasando por su mente en ese mismo instante. No, definitivamente estaba muy seguro de que ella no estaría en ninguna parte tan bien como a su lado y esperaba ansiosamente que ella pensara igual, porque ese era el lugar de ambos, juntos, viviendo el amor que compartían y que incrementaba por segundo a su alrededor.

-Victoria, háblame por favor... -Murmuró ahora con preocupación al notar que ella no le había respondido aún, o tan siquiera había dado una muestra de que le había oído, aunque sabía que sí lo había hecho, y solo se había quedado allí, viendo hacia el parque como si fuera la más bella obra de arte.

Esteban pensó que si ella tan solo supiera que la obra de arte estaba en el iris de sus ojos cuando el reflejo del sol se posaba por allí y brillaba cual arco iris luego de un gran diluvio, y que era ese resplandor que desprendía de todos su ser lo que alimentaba el deseo de su corazón y ese deseo de vivir a su lado por la eternidad; no estarían teniendo esa conversación, o bueno lo que creía que sería una conversación. Ella era poesía personificada ante sus ojos y podría pasarse horas demostrándoselo a ella, a sí mismo y a quien fuere, decidió divagando como era una costumbre desde que la había conocido.

Victoria parpadeó dos, tres y quizás más veces antes de decidirse a reaccionar. Por un mínimo instante se había permitido perder la mirada entre las preciosas calas blancas que rodeaban el lago de la gran residencia San Román, embelesada por el encantador parque de esa gran casa en la que, con cada día, descubría algo nuevo; y no pensar demasiado en lo guapo que se veía ese día el dueño de casa, de cuanto le gustaba sin traje, ¿Acaso había pensado que no sería así?

𝑨𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒛⊰ [ParejaTekila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora