34: "𝑻𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒊𝒅𝒂𝒓𝒕𝒆"

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Bloqueó el auto y caminó viendo hacia los lados como si estuviera asegurando de que nadie le viera. Había escapado de San Román.

Bueno, dicho así parecería que estaba escapando de una pesadilla, y por supuesto que nada más lejano, pero es que Esteban podía ser muy determinado cuando lo pretendía y Victoria podía con un esposo curioso, con lo que no podía, era con la idea de fallarle a una persona muy especial.

—"¿Te dieron cita?" —Había preguntado él. —"¡Perfecto, te acompaño!" —Exclamó decidido.

"Em, cariño me gustaría ir sola. Ya estoy bastante grandecita para llevar compañía en cada consulta ¿no crees?" —Había dicho la morena, con toda la pena del mundo.

Había un porqué, y era muy importante para ella.

Cuando hizo su entrada en aquel inmenso recinto de largos pasillos, sus pasos hacían eco en el resonante cerámico por sobre el constante murmullo de los niños. Pronto unos pasos más pequeños, se hicieron en su encuentro y la sonrisa de aquella mujer se iluminó al verla llegar.

—¡Victoria! —Exclamó esa dulce voz y la nombrada apresuró el paso para encontrarse con la dueña de la misma. —¡Sí viniste! —se oyó tan emocionada como cada día y Victoria suspiró al tomarla entre sus brazos.

Paloma sonrió con su pequeño pulgar entre esos dientesitos separados que la llenaban de ternura.

Era maravillosa. Tan dulce, tan enérgica, tan alegre y a la vez tan tierna e inocente. Victoria le sacó la mano de la boca y la pequeña se agarró del pequeño dije que sostenía el solitario que le había regalado Esteban el día de su boda. Así era cada mañana, parecía agarrarse de ella del modo que fuera y con todas sus fuerzas, como si no deseara dejarla ir jamás. No la dejaría ir.

—Te prometí que vendría a verte todos los días ¿o no? —Musitó como respuesta, cuando la niña la miró con esos ojos tan hermosos y recibió el beso que le dejó en la frente.

Paloma sonrió apretando fuerte el abrazo que le daba a su cuello, escondiendo la mejilla contra su hombro. Era como un gatito bebé cuando se ponía en su regazo y la abrazaba sin medida de tiempo.

—¿Y Esteban? ¿Ya no vendrá? —Preguntó curiosa cuando la miró con esos lindo ojos y Victoria sonrió en su dirección para brindarle confort.

—Ha estado un poco ocupado, pero pronto vendremos los dos a verte, de mientras, procuraré estar aquí siempre que me necesites ¿Está bien? —La acomodó de modo que pudiera verla a los ojos y la niña correspondió de inmediato. —¿Qué dijimos de comerte las uñas? Te harás daño, mira como tienes aquí... —Lamentó la morena haciendo un mohín, mientras tomando su pequeño dedo indice y dándole un besito que hizo sonreír a la pequeña, quien había bajado la mirada ante su pequeño regaño.

—Lo siento, Victoria —Susurró apenada, una vez regresó su mejilla a su hombro y Victoria le acarició su suave cabellito castaño, analizando el fuerte agarre que tenía en su gargantilla y en la prenda que la cubría desde sus hombros.

—Oye, tengo una muy buena idea. Ven conmigo. —La tomó con fuerza y la niña no tardó en cargarse en su cadera sin intenciones de apartarse de ella.

Pronto, ambas iban hablando, mientras Paloma le comentaba lo que habían estado haciendo en las nuevas clases de pintura y Victoria moría de amor por cada una de las palabras que le provocaban dificultad al pronunciarlas.

Una vez estuvieron en la enfermería, Victoria la sentó sobre una camilla y la niña la miró aterrada, una vez se soltó de su agarre.

—¿M-me va a doler? —Preguntó con preocupación latente. Victoria meció la cabeza de inmediato, sonriendo para calmar su tensión.

𝑨𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒛⊰ [ParejaTekila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora