Extraño a Emma

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Si mi decisión hubiera sido diferente hoy no estaría viviendo de esta manera.

"Extraño a Emma".

Emma, Emma, mí querida futura esposa, mi amiga querida. Ojalá pudiera escuchar tus palabras absurdas y sinceramente estupidas; palabras que me repetía una y otra vez.

Espero que nuestra separación no haya sido de tu agrado, y que nunca te haya detenido nuestro juntos, que ahora es tiempo sin el otro ¿estoy llorando?

Estoy en trance.

No puedo parar de pensarte.

¿Fue pena? ¿sentiste pena de mi estado?  Mi diste muchas razones para amarte y en cambio yo solo te di dolores. Y aun si fue por pura lástima, desearía seguir en ese ciclo de lastima.

Hoy se cumple casi tres años sin vernos. No creí que tenerte lejos fuera tan duro y vacío. Se me negó la oportunidad de volver a necesitarte después de tu partida. Más dejemos eso ya. Nunca cruzó por mi mente la remota posibilidad de acabar con mi necesidad de ti.

Te vi llorar por mí, y no hice nada más que seguir con tal actitud.

¡Lamento tratar de acabarme!

Sabes, no he podido desde que te fuiste estar ni un solo momento cuerdo, y eso se debe gran parte al desagradable internado que tuve. Comprendaslo o no, ya no queda casi nada del Sourire que tanto decías amar.

Mi primer beso me fue arrebatado por aquel chico que te salvó de tu muerte; él hizo lo que no tuve valor de hacer; te salvó la vida y arruinó la mía.

—Se supone que deberías estar en el hospital —pronunció mi padre intentando sacarme de mis pensamientos, que son todos sobre ti, mi querida Emma.

—No quiero ir —dije sincero y sin titubear.

—No es una elección que puedas tomar, más al contrario es tu obligación.

—Una obligación que ya no quiero llevar. Te recuerdo que pasé dos años tratando de borrar algo que se me prohibió olvidar, y tú desde ese entonces tú insistes en que debo seguir consumiendo medicamentos para poder estar cuerdo —respondí sin querer ir.

—Vamos; no actúes como un niño, debes ir si quieres seguir viviendo en este lugar —sacando unas pocas pastillas de un frasco me las ofreció.

—Son las nuevas drogas, ¿cierto?

—No les digas así, estos son los medicamentos nuevos que te obsequiaron personalmente a ti, me dijeron que fueron hechos especialmente para ti y un puñado de niños, debes sentirte orgulloso de que te dejen conservar tu vida después de aquel incidente —sostuvo de nuevo la idea de que son medicina para mí y que  fui afortunado de conservar mi lugar aquí.

—Después de más de dos años en cuarentena sumado con demasiadas pastillas e inyecciones de toda índole. ¿Cómo puedes decir que debo sentirme orgulloso y afortunado? además no estás añadiendo el hecho más importante.

—¿Cuál es el hecho más importante?

—He pasado casi tres años sin Emma, perdí a mi esposa y tu dices que soy afortunado. ¿Cómo puedes decir eso sin saber cómo me he estado sintiendo? ¿cómo aun no puedes entender el porqué de todo? ¡¿Como aún conociendo por lo que he pasado dices eso?!

—Hablando de eso, hoy se decidirá tu nueva esposa, ya es momento de que olvides a Emma —habló sin importarle lo que había dicho.

—Olvidarla...

—Exacto. Ya es momento de seguir adelante y olvidar a aquella mujer —insistió,  causando que perdiera el control.

—No entiendes cuán grande es mi labor en la humanidad, yo a diferencia de ti aun soy valioso. O, nunca te has preguntado porque sigo viviendo pese a mi desastroso accionar. La respuesta e ello es bastante simple; yo ya no soy desechable como todos los demás, malditas...

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