Silencio blanco parte tres

44 20 1
                                    

Frenesí

Parece que siempre termino riendo de la forma más violenta. ¿Quién eres tú?
No tenías ningún pretexto para abstenerte de intervenir; pero por suerte dijiste mi nombre . No puedes alegar que no tenía razón, eso seria injusto.

No planeo dejar de escalar.

¿Qué valor tiene que yo mismo de justificación de mis actos?

PRUEBA NÚMERO TRES: Puñaladas por puntos.

Nos encontrábamos recostados en la misma cama, y sin querer alejarme demasiado del lado suyo, comencé el proceso comunicativo desde nuestra posición; a solo quince centímetros del otro. La vergüenza se había esfumado entre los dos, quedando nada más que pura curiosidad el uno del otro.

—¿Porqué siempre terminas siendo tan cruel y violento? —intervino nuestro momento silencioso, girando su cabeza y mirándo mis ojos. Antes había evitado estar frente mío, pero se mantuvo más abierto a la idea de no odiarme —Desde que te conocí, más bien dicho desde que oí de ti—empezó a declarar con voz baja e inquieta, quizá hasta temblorosa— el chico que trata de no fallar y ni siquiera se inmuta. No recordaba tu nombre pero encajas en las historias que cuentan los doctores de mi sector, pero hace algunos momentos yo sentí tu lado más vulnerable; te sentí perdido, y con ganas de encontrarte, sentí una pizca de culpa en ti.  ¿Quién eres Sourire Rain? —terminó de hablar y acercó su rostro cerca al mío, con ganas de mirar dentro de mí a través de mis ojos.

Y si mirara mis ojos por más tiempo, ¿qué descubriría? Soy solo yo tratando de ocultar y escapar de mi situación. Estoy consciente de soy un gran mentiroso; no creo que halle nada porque estoy vacío superficialmente, y me escondo bajo la apariencia de un débil muchacho en los huesos, sintiendo que el nombre mío me acosa más de lo que debería. Deduzco que es porque yo no decidí ese nombre para mí "Sourire".

Sutilmente deseo conservar tu calidez, tu decides si lo aceptas.

¿Pretendes escapar?

Dame una chance, pero no sería la última que pidiera. Vamos, sabes que no estoy pidiendo mucho. Solo trata conmigo. Trata conmigo y sutilmente pretende obviar algo obvio; soy un creador de problemas.

—¿Quién soy? ¡eso preguntaste! te lo diré —le respondí, desviando la mirada; apuntándola hacia arriba —Mi nombre es Sourire Rain, soy el chico más hermoso e inteligente del RCUM, incluso me atrevería a decir del mundo. No siento dolor y estoy dispuesto a hacer todo para ser el número uno, y además que mis labios no son vírgenes. Debo agregar que yo no estoy dispuesto a corresponder tus sentimientos de amor hacia mí.

Esperaba que después de mi respuesta él reaccionara de manera graciosa y totalmente inesperada, pero terminó diciendo: ¡No se porque te lo pregunté! inmediatamente dándose la vuelta; dándome la espalda en un santiamén.

Recostado junto de él en una misma cama sentí la necesidad de consuelo por tan siquiera un poco más. De hecho no deseaba más que lo ocultaba detrás de la máscara suya, una máscara medio puesta, teniéndome ahí con ganas de desnudar todo su ser y compararlo con el mío. Hallábame en lo hondo de mi alma una innecesaria curiosidad, más permanente que otras pocas veces ante otras sensaciones similares. Lo concibo como el acto más anhelado por mi alma ahora, antes cohibida por el daño y el prestigio, y ahora liberada por el dolor que abandoné; se alejó de mí. ¡Maldita sea, lo voy a tomar!
Pero ya me había dado cuenta de los riesgos de aquel deseo. Quizá la forma más práctica de realizarlo fuera dejándome vulnerable, y ser acogido por él.

—¿No lo sabes...? Aunque yo también pienso en eso aveces. Esta podría ser la última chance... —dije asentando mi mano sobre su mejilla; en señal de una tregua. Palpaba una y otra vez ambas de sus mejillas sin sentir el tacto de su piel, tomando turnos que ocupar en cada una, con un profundo recelo. Luego abracé tan fuertemente su cuerpo, que  logré oír el sonido de su corazón en un un relajante y compasivo sonar, una sensación que me dejó deseoso. Llegué a querer más, a lo cual dije: Deseo...

Extraño Mi CorduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora