¿Anormal?

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Una vez, cinco chicos no mayores que yo hablaron abiertamente sobre cruzar la muralla que separaba la mitad del RCUM, pero alguien los escuchó y aunque fueran solo palabras, fueron castigados por ellas. Después de seis días de hablar salieron a la plaza principal acompañados de sus familias y futuras esposas. Ahí les arrebataron sus derechos como ciudadanos.

Ahora estoy sintiendo curiosidad de las palabras de esa vieja y absurda mujer, y todo aún sabiendo que las posibilidades de perder algo más son altas, decidí embriagárme de su anormalidad.

Pienso vivir mi vida así, siguiendo la pista a cualquier nueva sensación.

MI NUEVA OPORTUNIDAD.

-Apenas nos conocemos y tú has adivinado lo simple de mi estado.

-No he adivinado nada, yo solo he sacado conclusiones de las pistas que me has dado y también de tus acciones.

-Eso me parece aún más interesante, me parece magnífico hablar con orgullo de algo tan insignificante -dije mirándole los ojos y contemplando la seguridad de su mirada -La verdad es que estoy deseando escuchar más...-hablé sincero

-¿Y aún te sorprende considerando que te parece simple?

-Aveces es solo simple a primera vista, y otras da vergüenza admitir que es más.

-Y no me vas a decir cuál es... ¿cierto?

-Eso seria peor.

-Es un halago escucharte y de igual manera, me pareces interesante.

-Es cierto, yo soy completamente único -declaré -. Lo mío aplica en lo hermoso es difícil de comprender.

-Tu actitud es tan cambiante y espontanea -respondió tomando del brazo a Antonella; quien yacía parada en la esquina de la gran habitación -Hace unos momentos me maldecias diciendo que era mi culpa tu inestabilidad emocional y ahora dices estar sorprendido por mi causa.

-¿Eso te parece interesante?. Déjeme decirle que eso no es nada comparado a lo que soy capaz de hacer... -expliqué y al rato soltó una sonrisa; parecía disfrutar nuestra pequeña conversación

-Hace unos momentos te llamé violento, y lo dije por la forma en la que trataste a Antonella, te molestaste pero ahora estás como si nada ¿o me equivocó? -dijo de manera sarcastica sosteniendo un tubito y poniéndolo en su boca, con un encendedor prendió al pequeño tubito.

-¿Qué es lo que te pones en la boca? -pregunte tratando de alcanzar el pequeño tubo por la fuerza de su boca, pero no pude porque aún me encontraba sentado en el suelo. Al ser así, ella solo me lo cedió.

-Tu actitud arrogante es demasiado cautivante, ¿lo sabías no?. Ahora mismo acabas de arrebatarme un cigarro.

-¿Cigarro?, esta es la primera vez que oigo esa palabra -mencioné-observa bien mis acciones y borra toda barrera antes de proseguir; me sentiría cohibido si no lo haces.

-Interesante. Te das cuenta muy rápido de lo sucedido y además eres muy perspicaz, pero te equivocas -dijo tomando a la fuerza el cigarro que yo anteriormente le había arrebatado -Me disgustan las personas normales -dio su opinión abierta; parecía sincera.

-¿Es cierto? -pregunté, tomando con fuerza la frazada de la cama, usándola de ancla para levantarme del suelo. Después de algún esfuerzo, por fin puse mi rostro en una almohada que encontré debajo de mi cabeza; y riendo ligeramente pedí de vuelta el cigarro.

-No es nada malo ser anormal, todo lo contrario, es espléndido desde mi punto de vista -dijo y de nuevo tomó toda mi atención -¿Qué significa esa risa? -añadió poniendo el cigarro en mi boca.

Extraño Mi CorduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora