Freak ( Tom Riddle y tú)

Capítulo 49

Uncle Gaunt.

Me aparto un mechón de mi cabello que cae sudoroso por mí frente.
Nunca había trabajado como camarera y nunca más volvería a hacerlo, quitar la mugre de los babosos vejestorios y de los delincuentes del bar solo hacía que mis tripas se revolviesen.

Pero nada de eso importaba, ver a mi padre con brillo en los ojos y con una enorme sonrisa en su rostro mientras atendía a los clientes era más que suficiente. Era nuestro último día juntos y sentía que tras mi marcha, de nuevo nuestro hogar se volvería un lugar desolado y frío.
Diana había decidido marcharse una temporada con una amiga suya a Francia, tras finalizar este curso, necesitaba un tiempo alejar su mente de su fracaso amoroso con Abrax.

-Perdone.-Me llama un hombre desde una mesa arrinconada en la esquina.-¿Puedes traerme algún periódico?

El hombre es desgarbado, tiene el pelo castaño y revuelto, disimulando una pequeña coronilla y entrantes pronunciadas, no tendría más de unos cincuenta. Uno de sus ojos era vago, de colores negros como las profundidades de los océanos y en su rostro ya reina las primeras arrugas de la vejez.

No es un cliente frecuente en el bar, es más, nunca lo había visto, pero aún así lo asemejaba mucho con alguien.

- ¿Alguno en especial?- Le pregunto con una sonrisa fingida para no causar mala impresión.-¿Quiere tomar algo mientras lee el periódico, señor?

-Tráeme el que sea, menos el Profeta, demasiada prensa rosa...- El hombre tose un par de veces exageradamente.- Tomaré zumo de calabaza, el médico me ha prohibido el alcohol.-Vuelve a toser con sorna.

Asiento con la cabeza y me dirijo hacia la barra, saco de uno de los frigoríficos una botella de zumo de calabaza, lo coloco encima de mi bandeja de metal y opto por coger el Whinging Times.
Todos los bares de la zona se habían modernizado y una pluma tomaba nota y las bandejas llegaban solas a las mesas, pero a mí padre le gustaba hacerlo sin magia, para que vea lo que es "trabajar de verdad".

-Aquí tiene.- Le sirvo el zumo en un vaso y le coloco el periódico en la mesa.

-Gracias señorita.-Abre el periódico por la primera página y lo extiende en la mesa.

Quise marcharme, pero me causó curiosidad su paradero desconocido. Todos los clientes que habíamos tenido eran conocidos por haber estado presos, delincuencia, vandalismo... Pero este hombre, parecía totalmente diferente a las ratas de cloacas que solían venir por aquí.

-Perdone por la intromisión, pero...¿Es de por aquí, señor?

El hombre aparta la mirada del Whinging Times, para posar sus ojos oscuros en mí, mostrando cierto interés.

-No, querida. Soy de Pequeño Hangleton.

Había escuchado ese nombre antes, estaba a una semana de camino de aquí. No lleva maletas, ni ninguna bolsa que indique que se fuese a hospedar en algún sitio, así que quise indagar un poco más en el tema.

-Sí, he oído hablar de esa pequeña villa, está alejada de aquí, ¿ha venido a ver a algún pariente?-No quise sonar entrometida, por lo que le di pie a que él mismo me contaste el porqué de su viaje.

- Había venido a este bar exclusivamente por su Cerveza de Mantequilla, pero tristemente el médico me ha recomendado no beberla.-Abre su boca, mostrándome una sonrisa toralemnte desagradable ,sus dientes están amarillentos y algunos incluso picados.-Ademas, también tiene muy buen servicio, muchas gracias por atenderme.-Comprendo que me está echando educadamente de allí, así que le regalo una de mis mejores sonrisas para volver a la barra.