Capítulo 45

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Climax

— Quiero la verdad, quiero saber cada cosa que ha pasado en mi ausencia.

—¿Enserio, Venus Dumbledore ?— Abrax comienza a reir.— ¿Tú, vienes pidiéndonos explicaciones? Que yo sepa, no eres uno de los nuestros, tú hogar no está aquí.

Levanto mi varita y apunto hacia su boca, acababa de tomarme una medicina antes de salir de casa por dolor de cabeza y me oponía a que la irritante voz de Abrax interviniese en los efectos curativos de la medicina. 

— Mimble wimble.— Ejecuto un movimiento de muñeca delicado y firme. La lengua de Abrax se anuda.— Lo siento, rey del egocentrismo, pero sé que vas a reprocharme muchas cosas en cara y no tengo la cabeza para escuchar tu irritante voz.

Guardo mi varita en el bolsillo delantero de mi pantalón, Abrax intenta quejarse y veo como intenta pedirle ayuda a Tom, pero el moreno no le hace caso y veo que mantiene la mirada fija en mí, una leve sonrisa está dibujada en sus labios.

—Creía que estar en Ivelmorny te había hecho una blanda.

— Al contrario querido... He vuelto más fuerte que nunca.— Recojo los libros del suelo y le doy el montón al rubio.— Vamos a la sala de los trofeos, allí no nos verá nadie.

Antes de llegar a la sala tuvimos que lidiar con el cuadro de Vindictus Voridian, tras unas cuantas burlas por su parte y amenazas por las nuestras nos dejó pasar hasta que le propuse como era capaz de hacer que su cuadro saliese ardiendo.

— ¿Por qué según estamos en peligro?—Tom se cruza de brazos y se sienta en una silla de madera.

Antes de que hablase, Abrax comenzó a mover sus manos y a señalar su lengua, sus ojos grises están oscurecidos, muestran un gran enfado, se aproxima a mí, con sus puños apretados.

Suspiro y pongo los ojos en blanco, saco mi varita y deshago el hechizo.

— Mi voz...— Abrax se toca la garganta.— Mi maravillosa, varonil y grave voz.

— No me hagas que te vuelva a enredar la lengua.— Le advierto antes de que comience a batallar y lanzarme ataques.— Os advertí una vez de que os andaseis con cuidado y no lo estáis haciendo.

— No sé a qué te refieres.— Contesta el rubio con indiferencia.

— No creo que Diana te dejase porque no te ame, creo que los dos sabemos el despiste que tuviste con el libro.

Abrax se tensa, aprieta su mandíbula y mira durante uno segundos al azabache, veo en sus ojos el miedo reflejado. Tom no lo sabía, no era consciente de la metedura de pata que había cometido su mejor amigo y eso significaba que se pondría tan furioso que sería capaz de lanzarle hasta un crucio.

— ¿De qué estás hablando cari...— A Tom se le apaga la voz, se la aclara y vuelve a retomar la palabra.—¿Venus?

El rubio me mira suplicante y me niega lentamente con la cabeza, Tom sabe perfectamente que ha pasado algo y mentirle no es una buena idea por lo que decido decirle la verdad y defender a Abrax si es necesario, empuño la varita en mi mano.

— Digamos... Que Abrax no tuvo mucho cuidado y Diana lo vio con uno de estos libros, ella se lo dijo a mi tío y por tanto sois su sospecha.

Tom levanta la varita y apunta a Abrax, antes de que pudiera ejecutar algún hechizo, grito:

—¡Expelliarmus!

La varita de Tom sale dispara por el aire hasta caer al suelo, Abrax está escondido detrás de mí, el moreno se mantiene con una expresión seria y se cruza de brazos, su pecho empieza a bajar y subir rápidamente.

Freak ( Tom Riddle y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora