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Wonwoo caminaba por las calles, cada vez menos concurridas. Faltaba poco más de una hora para la llegada de la media noche y ya muchas personas iban camino a su cálidos hogares. No era muy apetecible deambular por la ciudad a altas horas de la noche cuando el frío ya se hacía presente por la cercanía del invierno.

Mientras iba caminando, sin rumbo alguno, pasó por una pastelería. Se detuvo frente al escaparate para ver los postres ahí expuestos y su barriga rugió. ¿Cuántas horas pasaron desde la última vez que comió?

Metió sus manos en los bolsillos de su sudadera. Ni una sola moneda. Repitió el proceso con los bolsillos de sus pantalones, y el resultado fue el mismo. No tenía dinero, así que eso significaba seguir pasando hambre.

A pesar de que sabía que no podría comprar ni un caramelo, entró en el establecimiento. Nada más pasar la puerta, se sintió mucho más cálido. El ambiente del local no se comparaba al frío del exterior.

—Y un trozo del pastel de chocolate, por favor.— Dijo un hombre situado unos pasos frente a él.

Wonwoo se dedicó a observarlo. Era un hombre más mayor que él, se notaba. Tenía el pelo negro, su tono de piel era más oscura que la suya y unos centímetros más alto. Llevaba puesto unos pantalones negros y una sudadera azul.

—¿Alguna cosa más, señor?— La dependienta de la tienda preguntó tras poner una porción de pastel en una bandeja de cartón y taparlo con un papel.

—No, eso es todo.— El hombre se marchó con su pequeña porción de pastel tras pagar a la trabajadora.

Wonwoo se quedó pensativo unos segundos antes de decidir seguir a aquel señor. Tenía cara de ser buena persona. A lo mejor podría darle algo de dinero para poder probar una porción del mismo pastel que él compró.

—Señor.— Dijo Wonwoo.

El hombre paró en seco para girar sobre sus propios pies.

—¿Te conozco?— Frunció ligeramente el ceño.

—Em...no.— Esa fue la simple respuesta de Wonwoo.

—De acuerdo.— Respondió el hombre. Claramente seguía confundido. —Entonces... adiós.

—¡Espere!— Dijo Wonwoo antes de que el señor volviese a caminar. —¿Podría dejarme algo de dinero?— Sí, Wonwoo no solía andarse por las ramas, siempre iba directo a lo que quería.

—¿Perdona?

—Que si... podría dejarme dinero.— Wonwoo repitió.

—¿Por qué debería darte dinero?— Preguntó el hombre mientras arqueaba una ceja.

—Em... porque yo no tengo.

El hombre negó mientras palpaba los bolsillos de sus pantalones.

—No tengo nada suelto para poder darte. Lo siento.— Tras eso, el hombre volvió a girarse para continuar su camino, pero Wonwoo caminó tras él. Si él andaba más deprisa, el chico también. —Escúchame.— El más alto volvió a detener su paso para encarar al desconocido que no paraba de seguirle. —Voy a llamar a la policía si no dejas de seguirme.

Kidult • {Meanie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora