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—Sigo pensando que no deberías ir a trabajar hoy, Won.— Insistió Mingyu mientras veía al menor vestirse.

—Ya he faltado dos días, hyung. No puedo faltar más...

—Si hace falta voy en persona a hablar con tu jefe para que te dije un día más en casa.

—Déjalo, hyung. Voy a ir. Ya estoy mejor.— Sonrió.

—Pero sigues con fiebre.

—Pero ya muy poquita.— Wonwoo se acercó hasta el contrario para dejar un pequeño beso en los labios ajenos. —Estoy bien, hyung, de verdad. Te estás preocupando demasiado.

—Más te vale volver perfectamente a casa.— Frunció el ceño.

—Que sííí.

Después de dejar a Jeonghan en el colegio, Mingyu dejó a Wonwoo frente la puerta del supermercado en el que trabajaba.

—Ten cuidado, Won. Si te sientes mal, habla con tu jefe y llámame enseguida. ¿Vale?

—A sus órdenes.— Bromeó Wonwoo mientras ponía su mano en su frente.

—No quiero bromas ahora, Won. Te lo estoy diciendo en serio.

—Ya lo sé, hyung. Pero yo me siento bien, así que puedes quedarte tranquilo.

—Bueno... puede que después me pase a comprar un par de cosas.

—Vali.— Wonwoo sonrió y le besó la mejilla antes de entrar al establecimiento.

Y, a decir verdad, Wonwoo no se encontraba del todo bien. Sí que seguía teniendo algo de fiebre y hoy se encontraba algo mareado, pero tenía que ir a trabajar si no quería que lo despidiesen. En cuanto cruzó la puerta, su jefe casi corrió hacia él.

—Wonwoo, menos mal que hoy has podido venir.— El hombre suspiró de alivio.

—Eh, sí...— Forzó una leve sonrisa.

—En cuanto te pongas el uniforme necesito que repongas la zona de las bebidas, ¿de acuerdo?

—Claro, jefe.

—Si acabas a tiempo, seguirás con la zona de los snacks.

—Vale.— Asintió.

—Perfecto. Entonces, date prisa. No hay tiempo que perder.

—Enseguida, jefe.— Wonwoo fue hasta los vestuarios y se puso el uniforme que debía llevar al trabajar. En cuanto terminó fue hasta la zona de las bebidas y empezó a colocar la balda más alta de la estantería, con la ayuda de unas escaleras, por supuesto.

Le fue algo difícil, puesto que tenía que cargar mucho peso con las cajas, y no es que tuviera mucha fuerza en los brazos.

Alrededor de dos horas después, terminó de organizar todas las estanterías. Se encontraba muy cansado y notaba que su visión se volvía algo borrosa, así que decidió caminar hasta la sala de descanso que había para los empleados. En cuanto se sentó sobre la silla, su jefe irrumpió en la sala.

—Wonwoo, no puedes sentarte. Hay mucho trabajo que hacer.

—Ya, pero no me encuentro muy bien y pensé que-

—Luego tendrás tiempo de sobra para descansar, chico.— Interrumpió el hombre. —Necesito que termines todo lo que te he pedido cuanto antes, por favor.

—Está bien...— Con algo de resignación se levantó de la silla y caminó hasta el pasillo donde se ubicaban los snacks.

—Wonwoo hyung, ¿podrías ayudarme un segundo?— Preguntó Woozi, uno de sus compañeros de trabajo.

—Oh, claro.

—¿Podrías sujetar las escaleras mientras estoy arriba? Están algo estropeadas y no quiero caerme.

—Sí.— Sonrió. —Sin problema.

Mientras Wonwoo sujetaba las escaleras, Woozi subió los escalones para poder colocar algunas cosas de unas baldas altas.

De un segundo a otro, Wonwoo empezó a encontrarse más débil. De repente perdió las fuerzas en las piernas y comenzó a notar cómo le costaba mantenerse en pie. Tampoco era capaz de escuchar con claridad, los ruidos y conversaciones de la gente sonaban como un simple bullicio a sus oídos.

Y, solo un segundo después, Wonwoo cayó al suelo con un golpe seco.

—¡Wonwoo!

Kidult • {Meanie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora