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Cuando Wonwoo abrió los ojos todo estaba oscuro, hacía frío y olía a humedad.

Notó que estaba tumbado sobre algo blando, seguramente un colchón viejo, ya que podía sentir algunos muelles debajo del relleno de éste.

No podía moverse del todo bien. Tenía ambas manos atadas a la espalda y sentía algo frío alrededor de su cuello, ¿era una cadena?

—Vaya, ya te has despertado.

Wonwoo cerró los ojos cuando la luz entró en la habitación al abrirse la puerta.

Un chico de pelo negro cogió un taburete y se sentó al lado del colchón en el que estaba Wonwoo.

—¿Cómo te encuentras?

—Estás loco...

—Vaya, ya veo que estás de buen humor.

—¡Suéltame!— Wonwoo se revolvió sobre el colchón.

—¿Soltarte? ¿A caso no estás cómodo conmigo?

—¿Qué es lo que quieres de mí?

—¿Qué es lo que quiero? Cuéntame todo lo que ha pasado desde que te escapaste de casa. Porque, por lo que veo, has decidido por tu cuenta no tener a mi hijo.

—Eso... no es lo que piensas. Fue solo un accidente... Además, pensaba que tú no lo querías.

—Claro que lo quería. Pero te dije que también quería que te casaras conmigo si íbamos a tenerlo y, al día siguiente, te fuiste de casa.

—Me asusté...

—¿Fue mi padre quién te dijo que te escaparas?

—No... fue idea mía. ¡Ahora suéltame!

—Mi idea es dejarte un tiempo aquí, Wonwoo. Tengo que recuperar todo el tiempo que he perdido contigo, ¿no crees?

—¡Estás loco, Soonyoung! ¡Esto es un secuestro!

—Sí, ya lo sé. Lo pensé mucho antes de decidirme a hacerlo, así que ahora no puedo dejarte ir sin más.— Sentenció Soonyoung mientras sacaba una jeringuilla de su abrigo.

—Oye... ¿q-qué es eso?

—Te ayudará a descansar.

—O-oye... n-no. ¡Para!— Wonwoo trataba con todas sus fuerzas de zafarse. Gritó y pataleó, pero Soonyoung acabó inyectándole el líquido que contenía la jeringuilla.

—Puedes intentar gritar todo lo que tú quieras, pero no va a escucharte nadie. Este cuarto está insonorizado.— Sonrió. —Vendré más tarde a traerte la comida.

—E-espera...

Y todo volvió a ser negro.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

—Quiero denunciar su desaparición.— Dijo Mingyu mientras dejaba su móvil encima de la mesa de la comisaría , enseñando una foto de Wonwoo.

—¿Nombre del desaparecido?— Cuestionó el policía.

—Jeon Wonwoo.

—¿Hace cuánto que no sabe nada de él?

—Pues... hace unas seis horas.

—Señor, tienen que pasar, al menos, 24 horas para poder denunciar una desaparición.

—Ya, ya lo sé. Pero me llamó este mediodía para decirme que volvería a casa andando y no ha vuelto todavía. Le llamo y me salta el contestador automático diciendo que el teléfono está apagado o fuera de cobertura. Le ha tenido que pasar algo.

—Hasta que no pasen las 24 horas no se puede hacer nada, señor.

—¡Pero-!

—Además, solo puede denunciar la desaparición un familiar. ¿Es usted familiar del señor Jeon?

—No... pero somos muy cercanos y-

—No puede ser entonces, señor. Así es la ley. Lo siento mucho.

—¡¿LE ESTOY DICIENDO QUE UN CHICO NO DA SEÑALES DE VIDA Y USTED PIENSA QUEDARSE AHÍ SENTADO TECLEANDO EN SU PUTO ORDENADOR?! ¡¿PARA ESO ESTÁ LA POLICÍA?!

—¡Señor, no se altere!

—¿¡QUE NO ME ALTERE!? ¡CLARO QUE ME ALTERO, JODER! ¡LE ESTOY DICIENDO QUE MI NOVIO HA DESAPARECIDO Y ESTÁ TAN TRANQUILO! ¿¡Y SI ESTÁ MUERTO?!— Mingyu estaba al borde de un ataque de pánico y le costaba poder respirar con normalidad.

Varios agentes tuvieron que intervenir para poder controlar la situación con algo más de calma.

—Por favor, señor, relájese.— Una agente de policía, mucho más empática y amable que el hombre anterior, ayudó a Mingyu a sentarse en una silla y le llevó un vaso de agua. —Beba un poco, le sentará bien.

—N-no está...— Mingyu empezó a llorar. Le temblaban las manos y notaba que todo su cuerpo estaba frío.

—¿Quiere contarme a mí qué es lo que ha ocurrido?

—W-Wonwoo no está...— Habló con un hilo de voz. —Wonwoo no está...

—¿Desde cuándo no sabe nada de él?

—E-esta mañana... v-volvía a casa andando y-y n-no ha vuelto aún... Le he llamado, p-pero no contesta... él siempre contesta...

—Yo le ayudaré, señor. Pondremos una orden de búsqueda y no perderemos ni un segundo más, no se preocupe.

—T-tendría que haber ido a por él...— A estas alturas, el llanto de Mingyu era desconsolado. No paraba de pensar que, si llegara a pasarle algo malo a Wonwoo, sería culpa suya. —Tendría que haber ido a recogerle yo...

—No sea así.— La agente le dio un apretón en el hombro, intentando reconfortarle. —Ahora mismo mandaré a varias patrullas para que comiencen a rastrear los últimos pasos del señor Jeon, ¿de acuerdo? Lo encontraremos.

Kidult • {Meanie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora