17.- Segundo Año

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Una semana después del ataque a Hogwarts, Nott y Tom se dirigían a su clase de pociones. Si bien el hijo del Ministro había disfrutado de toda la atención recibida, terminó por aburrirse; Tom en cambio, nunca había querido recibir esa atención. Detestaba ver cómo los demás lo miraban y susurraban a su paso, e incluso lo consideraba peor que el aislamiento al que fue sometido durante su primer mes en el colegio.

Los dos amigos se sentaron al fondo. La profesora Czartoryska entró al aula y se paró frente a los alumnos. Ella y el profesor Slughorn se habían dividido las clases de pociones debido al aumento de la cantidad de alumnos. El jefe de la Casa de Slytherin impartía a los de primero, tercero y a los que seguían pociones para sus EXTASIS; la profesora polaca se encargaba de los de segundo, cuarto y quinto año, además de ofrecer clases a aquellos alumnos que no habían logrado un E para tomar sus EXTASIS. Tom se alegraba de no tener al joven y rechoncho profesor ese año; realmente prefería a la profesora Czartoryska.

Las chicas de Slytherin entraron a la clase y se sentaron por la mitad del salón, y como siempre evitaron mirar a los dos muchachos; Tom quería golpearse la cabeza contra una pared por la frustración.

Dos de los estudiantes polacos se sentaron cerca de Tom y Nott. Eran Janek Nowicki y Ela Zamoyska, a quienes los muchachos habían conocido brevemente durante las dos semanas anteriores. Tom saludó a la muchacha (que se sentó justo a su lado) con su cabeza y siguió preparando su caldero.

– Esas niñas parecen tontas –

– ¿Perdón? – Dijo Tom, levantando su vista.

Ela señaló a las chicas de Slytherin sentadas por delante.

– Tus amigas actúan como tontas, ¿no lo crees? – Tom asintió. Los encantamientos que habían activado en todo el castillo para salvar los problemas de comunicación entre los estudiantes ingleses y polacos funcionaban bien, pero a Tom le gustaba el acento de Ela.

– Actuaron como tontas y ahora se arrepienten, pero no saben cómo pedir perdón sin perder orgullo – Dijo la joven bruja polaca sonriendo. – Están, como ustedes dicen, con todo eso de la pureza de la sangre, y tú las has desafiado – Tom sonrió también, haciendo un esfuerzo por comprender lo que ella le decía. Su forma de hablar era distinta y eso también le gustaba. Tanto Nott como Jarek dejaron sus calderos para escuchar los comentarios de Ela.

Tom la miró y se encogió de hombros.

– Probablemente. Sus familias son antiguas y de sangre pura y fueron criadas para sentir orgullo por eso. Solo desearía que pudieran dejarme a un costado de todo ese lío – Janek se inclinó hacia ellos para murmurar:

– Puedo comprenderlo, ¿pero por qué eres tan firme? –

– ¿Firme? –

– Err, quizá no es la palabra correcta. Quise decir fuerte convicción – Aclaró Janek.

Tom gruñó:

– Tengo mis razones –

Ela asintió:

– Soy de sangre pura. Janek es un sangre mestiza, y un tonto –

– Oi! – Protestó Janek.

– Pero también es mi primo y mi mejor amigo – Continuó Ela, ignorándolo.

Nott asintió, aguantando la risa.

– Debe ser algo relacionado con los sangre mestiza. Tom es un tonto también –

– ¡Hey! ¡No les digas la verdad tan pronto! – Se quejó Tom sonriendo, provocando la risa en los demás. Por primera vez en semanas Tom pudo sentirse bien.

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