Capítulo 6

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Después de aproximadamente una hora y media finalmente ambas chicas estaban desayunando. Aquella mesa estaba repleta de platillos que las dos estaban devorando como si no hubiese un mañana, o bueno, sólo una de ellas más específicamente.

—Por Dios, Chaeyoung —rió—. Te pareces a Momo.

—¿Por qué? —preguntó antes de llevarse una tostada entera a la boca.

—¡Por eso!

—Tengo que recuperar energías.

—¿Anoche no comiste nada?

—No, no me sentía bien para hacerlo.

—Chaeng, no hagas eso —tomó su mano.

—Está bien, no sucederá más —asintió—. Al levantarme creí que irías con Eunha.

—Planeaba ir, pero no me sentía bien —tomó un sorbo de café—. Yo le avisé que no podríamos ir.

—La semana siguiente iremos —aseguró.

—Claro —sonrió.

Posponer; esto era algo que comenzaría a suceder de ahora en adelante. ¿Y qué quiero decir con esto? Que quizás cositas como éstas comenzarían a dejarse de lado con el paso, dándole así entrada al desastre.

—¿Cómo te fue con el alumno que me dijiste?

—Muy bien —sonrió—. Es un chico muy talentoso. Él está atravesando por cosas difíciles, así que estoy tratando de apoyarlo desde un punto más personal, ya sabes.

—Eso está bien, me alegra que lo hagas y vayas más allá con ellos. Tu podrías resultar de gran ayuda en momentos difíciles que ellos puedan estar atravesando.

—Amo hacer eso, ¿sabes? Pero me molesta que aquella mujer interfiera en mis cosas —negó con la cabeza.

—¿Alyssa?

—¿Quién más? —viró los ojos—. Es una entrometida, siempre quiere criticar mi método de enseñanza y corregirme como si fuese alguna clase de magistrada.

—Ignórala, Minari. Eso es precisamente lo que ella quiere causarte: molestias e incomodidades. No le des ese placer ni le prestes atención —aconsejó—. Tú lo estás haciendo bien. El hecho de que como mentora te preocupes por la estabilidad mental de tus alumnos dice mucho de ti como persona, no cualquiera estaría dispuesto a hacer algo así. No te detengas, tú estás ayudando a esos jóvenes de la mejor manera que puedes hacerlo: escuchándolos y aconsejándolos.

—Gracias —sonrió—. Tus palabras siempre van a tener mayor efecto en mí de lo que cualquiera podría —apretó su mano—. ¿Tú lograste terminar lo de anoche?

—Adelanté un poco, no es nada complicado, al menos no para mí —siguió comiendo—. Pero incluso siendo así no puedo evitar sentir un poco de nervios por no lograrlo o hacer algo que dé vergüenza. Además, tengo otros asuntos a cargo que sinceramente me tienen agotada.

—¿Qué es lo que más te da nervios?

—Decepcionar —susurró—. No tanto a los demás, sino a mí misma. Sabes lo exigente que soy cuando de esto se trata.

—¿Por qué piensas que podrías decepcionarte? Tú eres increíble en lo que haces; y no lo digo por ser tu novia, sino porque he sido testigo del talento y la creatividad que posees, además de todo el esfuerzo que has hecho para llegar hasta aquí —colocó la mano bajo su mentón—. ¿Crees que después de todo eso te convertirás en una decepción? Es normal sentir nervios, pero el pensar en la posibilidad de decepcionarte a ti misma debes echarlo a un lado, porque eso puede resultar desalentador.

𝕋𝕨𝕠 𝕎𝕠𝕣𝕝𝕕𝕤 𝔹𝕦𝕣𝕟𝕚𝕟𝕘 | 𝕄𝕚𝕔𝕙𝕒𝕖𝕟𝕘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora