|Secuela de Two Worlds Collide|
Myoui Mina y Son Chaeyoung habían logrado liberarse de aquellas ataduras que por tantos años las mantuvieron atadas en el pasado. Ya no eran aquellas adolescentes desesperanzadas e inseguras, ahora eran dos mujeres qu...
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Y aquella tarde comenzó siendo extraña para Chaeyoung, exactamente la misma palabra que solía usar para describir a su mejor amiga taiwanesa, la cual iba a su lado conduciendo en completo silencio. Tan solo dos días habían transcurrido desde que Sana y Tzuyu llegaron a la ciudad.
Chaeyoung no tenía ni idea el porqué su amiga estaba actuando de esa forma, sinceramente sentía curiosidad, pero ésta parecía no querer revelarle nada aún. Ya todas las chicas sabían de la presencia de ambas allí, así que Sana estaba reunida con ellas. Chaeyoung por otro lado casi había sido arrastrada por Tzuyu hacia quien-sabe-donde.
—¿Podrías decirme a dónde vamos? —Le preguntó ya desesperada.
—¿Podrías quedarte tranquila ya? No te voy a secuestrar.
—Literalmente fue lo que hiciste —acusó—. Quería salir con las chicas a comer helado —hizo un puchero. Tzuyu viró los ojos con evidente irritación.
—Puedes hacer eso los demás días, Son. No seas una dramática.
—Ya extrañaba tu rareza. Más te vale que todo esto se trate sobre algo interesante —amenazó.
—Lo sea para ti o no, me ayudarás igual.
—¿Ayudarte en qué? —frunció el ceño—. Faltan días para el cumpleaños de Sana, ¿acaso le harás una fiesta sorpresa? —cerró los ojos aliviada—. ¡Claro! ¡De eso se trata!
—Sí, es de eso —cortó con indiferencia—. ¿Podrías decirme cómo ha estado todo? Apenas y hemos tenido tiempo para hablar estos dos días.
Chaeyoung suspiró y dejó su mirada clavada en el camino que iban recorriendo. Sabía que en cualquier momento ella le iba a preguntar esto, pues durante tales días de caos lo que menos sintió fueron ánimos de llamar a sus amigas para darles malas noticias. En el fondo siempre sentía temor de preocupar a sus amistades con sus propios asuntos personales, los cuales casi siempre prefería enfrentar en silencio y a solas.
—Todo ha estado bien.
—Chaeyoung, te conozco desde que éramos unas mocosas. ¿Crees que no sé cuando algo sucede? Sé perfectamente que eres más cercana a Sana en estas cosas, pero créeme, yo también me doy cuenta —Le dio una rápida mirada—. No soy ciega. También me preocupo por ti y por Mina, por tu familia generalmente.
—Fueron solo algunos problemas, no hay razón para enfocarnos en eso. Ustedes están aquí, de seguro le tienes algo brillante preparado a Sana, cosa en la que te voy a ayudar. Por lo tanto, no hablemos de esas cosas, despreocúpate.
—A veces temo que no me veas como yo a ti —confesó repentinamente. Chaeyoung la miró con extrañeza.
—¿A qué te refieres?
Tzuyu suspiró y siguió conduciendo con tranquilidad. Chaeyoung la miraba fijamente.
—Temo que a veces no confíes en mí como yo lo hago en ti —pronunció con sinceridad—. Sé que a veces para ti es difícil abrirte cuando de tus sentimientos se trata, siempre has tenido esa particularidad; y lo comprendo, no es fácil. Para mí tampoco suele serlo, pues me conoces bastante bien —susurró—. Pero así como Sana, yo me preocupo mucho por ti, ¿sabes? Y como mencioné: Quizás te sea más fácil conversar con ella sobre esto, pero quiero que tomes en cuenta que también estoy aquí.