Miro mi móvil por quinta vez, tengo algunos mensajes de "Feliz Navidad" pero ninguno es el que quiero ver, se que Dariel me lo dijo anoche después de las doce pero no se, creí que esta mañana me llamaría.
¿Estamos bien, no?
Termino mi desayuno dando un sorbo a mi jugo de naranja, la televisión me empieza a aburrir así que apago, me gustaría quedarme todo el día así, con mi pijama.
Me levanto de mi cómodo sillón y me dirijo a la cocina, esta mañana amaneció muy fría, de más. Puedo ver desde mi ventana como la calle está llena de nieve, todo es blanco afuera.
Tuve que ponerme un ligero suéter de lana, para estar más caliente.
Saco un plato limpio, saco las frutas y las corto, hago una cara sonriente con ellas y sirvo un poco de jugo de naranja. Lo llevo a la mesita de la sala donde hace un momento estaba y dejo el desayuno ahí.
Vuelvo a sentarme y miro a Alex, duerme tan tranquilo y ronca como si no hubiera un mañana. El primero en irse anoche fue Hans porque tenía que ir a la casa de Kendra aún y preparar las maletas para esta mañana o madrugada.
Después se fue Gabe, menciono algo de preparar su apartamento porque llegaría su familia. Me invitó a pasarla con ellos, dice que su madre tiene ganas de verme pero creo que hoy no iré, tal vez otro día, por lo que dijo Gabe, ellos estarán aquí por una semana.
Pasan algunos minutos cuando Alex despierta.
—Buenos días y Feliz Navidad flojo—saludo.
El me sonríe y se tapa con la manta el rostro.
—Feliz Navidad, ternura—devuelve.
Se levanta y sienta en el sillón, mira el desayuno pero no dice nada aunque su estómago aclama por comerlo.
—Es tuyo, lo acabo de preparar—informó.
El me mira con una sonrisa.
Se levanta del sillón en el que está y se sienta junto a mi, me hace una seña con la cabeza para que tome algo de fruta.
—Ya desayune ¿tu que no tenías que viajar hoy?— pregunto.
—Si, aún es temprano el avión no se tarda ni una hora en llegar a con mi familia—dice y asiento, como se fruta en silencio y vuelve a mirarme—¿Que harás tu?—pregunta.
—No lo sé—respondo sin sinceridad.
—Creí que te la pasarías con tu novio—pronuncia.
Niego desganada.
—Tiene un día ocupado y le dije que yo iría con Kendra—respondo.
—¿Ustedes están bien? ¿Tu estás bien?—vuelve a preguntar.
—Si... es solo que.. extraño a mis papás—apoyo mi en el sillón.
Respiro hondo para ahuyentar cualquier sentimiento triste de mi.
El me mira con un gesto dulce y me acerca a su cuello para abrazarlo, lo hago. Recuerdo esa plática que tuve Dariel, donde decía que las navidades eran tristes porque nosotros porque no teníamos a nadie.
Y en cierta parte tiene razón, Alex viajará a ver a su familia y tendrán una cena llena de amor, igual que Hans, Teo y Gabe.
Yo soy la que tengo que estar yendo a la casa de uno y de otro para no estar sola.
Pero, no dejaré que eso me de para bajo, este día del año es el más lindo, lleno de felicidad y así tiene que quedar.
—Ven conmigo, mis padres adorarán verte—sugiere Alex.