—Hans ¿estás llorando? ¿que pasó?—digo al teléfono.
Me levanto de la cama dejando a un Dariel con el ceño fruncido, Hans me está llamando pero solo dice mi nombre, su voz suena como si estuviera llorando.
—Elina.... por favor ven al hospital de la Buckner—dice rápidamente y desperado.
Rápidamente la preocupación invade mi sistema, mi corazón late muy fuerte, me levanto completamente de la cama y busco mis sandalias.
—¿Que pasó? No juegues conmigo—digo.
—Es Caín, lo estamos llevando al hospital, solo ven—responde.
Cuelgo.
Siento que el aire que abunda por toda mi recamara no es suficiente, tengo que tomar mi frente y no se porque lo hago, un sudor frío se empieza a esparcir.
No tengo idea de en qué momento Dariel me detiene por mis brazos, no se en que momento me quise desmayar.
—¿Estas bien? ¿que tienes?—escucho a lo lejos la voz de Dariel.
Lo escucho muy lejano, como si un desierto nos separara, pero eso se acaba en un instante, todo vuelve a la normalidad, mi respiración es lo único que se escucha junto con algunos carros de la calla, la mirada de Dariel me mira preocupada.
Rápidamente abro mi closet y sacó un abrigo café bajo largo, me lo pongo encima de la pijama, abro los únicos tres botones que tiene en el medio, eso tapa completamente la pijama.
—Vámonos—le digo a Dariel.
Bajo las escaleras a una velocidad sobrenatural, mi mente en lo único que puede pensar es que Caín esté bien.
Quito el seguro a mi auto con mis manos temblando, así mucho que no estaba con los nervios de punta.
—No puedes conducir así, dame las llaves que yo manejo—Dariel quita las llaves de mis manos.
Le cuento a Dariel lo que Hans me dijo, Dariel en todo el camino trata de tranquilízame con algunos "todo estará bien" "ya verás que no es nada de que preocuparse" "tú amigo estará esperándote"
Ruego a el cielo que escuche las palabras de Dariel.
—Sube la velocidad—hablo.
Bajo del coche rápido, casi la sandalia se queda en el auto, veo que Dariel me sigue detrás mío. Alcanzó a ver en la entrada del gran hospital, una ambulancia que estaba bajando a alguien y a algunas personas en bola entre los paramédicos.
Lo que alcanzó a reconocer es el cabello corto y rubio de Kendra, la mamá de Caín.
Al verla a ella, la pequeña tranquilidad y calma que tenía en mi se va. Lo siguiente que veo es a Hans tomando de los hombros a la madre de Caín, Alex y Gabe están atentos a todo lo qué pasa.
Dejo de caminar para correr, correr con mi corazón en la mano.
Un nudo se siente en mi garganta, un nudo que me dice que todo está mal, que Dariel me mintió, Caín no está separándome, es algo de que preocuparme, nada está bien.
Llego a ellos y la primera que nota mi presencia en su madre.
—¡Elina! Mi hijo, mi hijo—grita llorando.
Su voz hace que me desgarre por dentro, sus ojos azules están llenos de lagrimas, ella tiene mucho sentimiento al igual que yo. Lo único que puedo hacer abrazarla fuerte.
Veo cómo la ambulancia saca a Caín en la camilla, su ropa está empapada, su cabello aún está húmedo y sus labios están abiertos, es lo único ya que sus ojos están cerrados. Su rostro está un tanto hinchado y morado.