Capítulo 7 ♠️

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—Lo siento mucho Ross, pero la casa no está en venta—digo por el teléfono.

Escucho un suspiro en la otra línea y no puedo evitar sentirme mal, pero realmente no puedo hacerlo, esa pequeña casa es muy importante para mi.

Ahora ni siquiera la rentaré, esa casa estará para mi cada vez que me sienta que estoy olvidando algo, cuando siento que algo no va bien.

En la casa donde vivo, tengo unos cuantos dibujos míos, no muchos, lo curioso es que cuando dibujo, dibujo cosas de mi pasado, como el rostro de mi padres, el perro que tuve cuando tenía 6, la ventana que tenía en mi cuarto cuando vivía en el departamento, el coche viejo de papá y el amanecer, el amanecer que veo todos los días y estoy tan agradecida de poder verlo, ojalá sea así hasta un muy largo largo tiempo, también tengo un cuadro de una casa con muchas flores, era una casa que veía todos los días cuando iba a la preparatoria, tomaba la misma ruta y esa casa era muy colorida, la señora que vivía ahí, amaba todo tipo de flores.

Casi todos mis cuadros son del pasado, y los guardaré en la pequeña casa, también guardaré fotos que tengo con mis padres, entre otras cosas.

Lo sentía mucho por Ross pero como lo dije, esa casa es parte de mi y así quedará siempre.

—Lo veía venir, se ve que le tienes cariño a la casa, no importa—contesta en voz baja.

Después de despedirnos y desearnos mucho éxito, cuelgo.

Realmente espero y a Ross le vaya bien en la vida y pronto tengo una casa a la que le pueda llamar hogar.

Decidí hablar con ella en mi hora libre de trabajo, porque si no lo hago ahora se me olvidará.

Guardo el teléfono en mi bolso y me recuesto un poco en la suave silla de la sala de maestros, estoy sola solo con el sonido de el clima encendido.

Necesito unas vacaciones, tal vez vaya otra vez a Francia, la última vez solo fui por 2 días y de turismo, esta vez quiero ir a el Carnal de Niza, dura 15 días y es muy grande, me encantaría pero aún no sé con quien ir.

—¿Puedo?—dice una voz desconocida.

Cuando me incorporo de la silla para ver quien es, veo el rostro de Teo en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

—Pero claro, pasa—respondo.

Teo es un maestro de Química, tiene como 4 años en este instituto y nos hemos hecho buenos amigos, siempre como con él y solo 2 o 3 veces al mes salimos de fiesta.

Tiene una energía gigante, el gusta estar aquí y allá, le gusta trabajar bajo presión y desafortunadamente sus alumnos la llevan también.

En una ocasión me confesó que tenía 90 años contando los de sus mortalidad, tal vez por eso venga tanta energía en su sistema y siempre esté con esa sonrisa que lo caracteriza.

—¿No deberías estar en clase?—pregunta.

Entra completamente y se sienta en el sillón que está enfrente mío, me deja una botella de agua en la mesa, y el se toma la suya. Teo tiene un cabello algo largo color castaño oscuro que llega hasta su frente, una pequeña capa de barba y unos ojos rasgados azules, tenía que abrir bien sus ojos para que se notaran su color, hago que me causaba gracia cuando lo hacía.

Una vez le pregunte que como le hacía para que le creciera la barba, porque supongo que a un chico de 19 aún no le sale ¿o si? El me dijo que porque era hombre a fuerzas le tenía que salir y aparte se había comprado un producto por internet para que le creciera el vello facial.

—Si pero les fueron a dar unas clases sobre la sexualidad a el grupo—digo encogiéndome de hombros.

Él suelta una risa y deja su botella de agua en la mesa.

Fría inmortalidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora