—¡La música está muy alta!—gritó, Dariel arruga su ceño y acerca su oído a mi boca—Que la música está alta—digo.
El se separa y asiente, estamos en las mesas de atrás, le rogué a Dariel que nos sentáramos por aquí ya que no quiero ver a Edén ni saludar a mucha gente, Dariel parecía que sólo estaba esperando que dijera eso porque no me puso peros.
Hay muchos maestros, más que la última vez que vine, es obvio hace algunos años se hizo una encuesta donde la profesión de maestría era una de las mejores pagadas, en este futuro realmente vale, en mi tiempos de mortal el salario de un maestro no era mucho y tampoco lo apreciaban, me gusta esta nueva forma.
Alcanzo a ver algunas caras conocidas, realmente hice buenos compañeros, hay uno que otro maestro con el que sigo en contacto, en estos eventos incluyen a muchas escuelas, no a las públicas, ya que las catalogan como de "baja calidad" aquí solo hay maestros de escuelas privadas y según las dos mejores, es el Instituto donde trabajo llamado "Presky College" y "Bifluar College", enserio que hay gran rivalidad cuando no debe haber. Aunque siempre gana Edén que representa mi Instituto obviamente.
—Los rostros de todos me dan ganas de vomitar, tú aire de trabajo es horrendo—escucho a Dariel.
Esta de solo un poco mal de humor porque lo obligue a saludar a algunas personas que se nos acercaban, por educación.
—Puede ser, pero mi aire de trabajo es lo que pasa dentro de mi clase, de ahí que ruede el mundo—respondo.
Pasa un rato donde ya siento que no tengo oídos y solo escucho una mosca volar y hablamos sobre cómo nos fue nuestros día.
—Ven, bailemos—se levanta y toma mi mano.
Gustosa me levanto porque estás ofertas no se desaprovechan, pero lamentablemente nos encontramos a Edén en el camino.
Tarde o temprano lo tenía que ver, su cabello con mucha gel brilla junto con traje gris perfectamente planchado, su loción cala en mi nariz y en mis ojos cala su horrenda sonrisa de persona que no rompe un plato. No se me olvida lo que hizo, estoy enojada con el, no le importo que si mancharían mis papeles de trabajo.
—¡Dios mío profesora Elina!—grita debido a la música—Por poco pensé que el nunca ganar la llevaría a no venir por cuarto año consecutivo—se ríe inocentemente.
Siento la mano de Dariel apretar la mía y de reojo veo que lo mira serio y con la mandíbula apretada. Me apresuro antes de que diga algo que no debe.
—Veo que está muy al pendiente de en que año vengo y en cual no—respondo tranquila.
—Por supuesto, es mi compañera y me importa—dice y mete sus manos a sus bolsillos.
—Pero no le importe cuando me delato con la directora—sin poder retener, lo dejo salir.
El se ríe.
—No se lo tome personal, tiene que pagar sus actos ¿no es así? Pero como sea, es un gusto tenerla aquí, me alegra la noche, por favor no te sientas si no ganas—se despide con una sonrisa con diente.
Mi puño empieza a picar y ruego al cielo para poder encontrar paciencia y tranquilidad de no se donde.
—¿Estoy pintando o que?—alcanza a decirle Dariel.
Oh no.
Edén se regresa con la misma sonrisa.
—Perdón no me pareciste importante pelirrojo, soy el profesor Edén, creo que ya haz oído hablar mucho de mi por todos lados—extiende su mano.