Capítulo 3♠️

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Escucho esa tonta maquina, esa que dice si estás viva o no.

La misma que escuché el día de la muerte de mi madre, también la de mi padre pero ya casi no lo recuerdo.

Abro mis ojos y ojalá no los hubiera abierto, otro bate me golpeó la cabeza, pero al menos esta vez no veo borroso.

De nada sirve cuando agarró, como si el doctor ya supiera que me levantaría vomitando, tomo ese bote mediano gris limpio y ahí empezó a vomitar.

Creo que vomite el desayuno de esta mañana o tal vez de ayer, no se ni que día es.

Asco.

Veo mis brazos y lo veo bien, solo hay una que otra cortada pequeña roja.

Tocó la parte donde me duele en mi cabeza y siento raro, una pequeña bolita y mi labio lo siento hinchado ni siquiera lo puedo morder porque duele mucho.

—Por fin despiertas Elina, la mujer que los trajo ya se fue, les deseo buena suerte— entra el Doctor que se ve de misma edad pero sabrá si tiene mi misma edad.

Veo que una risilla escapa de sus labios delgados, es alto y moreno, guapo pero no mi tipo.

Lo bueno que estaba esa mujer en la carretera, no supe nada de mi ni del chico. No se que sería de mi si ella no hubiera aparecido.

Asiento con la cabeza pero parece que se me va a caer debido al dolor que siento. Tengo la boca seca y me sabe a mi sangre amarga.

Doblemente asco.

El pasa por completo y escribe algo en algunos papeles, cosa de doctores.

Deja de ver los papeles para verme a mi y le pica a algo de los aparatos que tengo, ojalá no quiera matarme.

—Tuviste suerte, tú lesión en la cabeza no es profunda pero si te dolerá por un par de días, para eso te daré medicamento y te hemos hecho puntos en tu labio inferior, como quiera luces hermosa—dice rápidamente y me guiña un ojo— Se me olvidaba, no cargues cosas pesadas porque el dolor de tu espalda empeorará más, también te daré medicamento— dice por último y arregla en orden los papeles que tiene en la mano y deja un silencio incómodo.

Solo escucha eso y me daba una flojera gigante, cuando viera a el culpable de esto le daría un buen golpe, por su culpa me siento como si me hubiera atropellado un camionero.

El miedo que sentí en ese momento fue terrible, ahora se lo que se siente ver la muerte aproximarse y no poder hacer nada para evitarlo, yo aún no estoy lista para irme, claro que no.

—¿Donde está el chico?— pregunto en voz baja.

El doctor me mira como si hubiera visto hablar a una muda.

—¿Que chico?— pregunta.

—El que me chocó—digo sintiendo que estamos en una conversación tonta.

El hace un moviendo con su mano, dando a entender que ya sabe quien.

—Oh él, él tuvo mucha más suerte que tú, a como llegó pensé que ya estaba muerto, cosa que es casi imposible—se ríe sin gracia—pero está bien, aún no despierta y tardará un poco más en recuperarse, tú puedes irte en una hora y el se irá hasta mañana por la noche—explica—Deberían rezarle y darle las gracias a Dios, esto fue un accidente fuerte pero ustedes tienen golpes leves— dice como relamiendo sus labios de lo rápido que habla.

—Supongo que las inyecciones que están haciendo actualmente son más fuertes— vuelve a decir encogiéndose de hombros.

Me rio ante su comentario, no soy nada nueva.

Fría inmortalidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora