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Estar dentro del palacio les beneficiaba demasiado a la hora de buscar pistas sobre la muerte del Sr. Jeon, pero aunque pudieran escabullirse dentro de los cuartos o los despachos era como si la existencia del hombre fuera nula, casi no había registros de su trabajo allí y mucho menos algo sobre su muerte lo que en su mayoría traía estrés a Jungkook.

Jimin parecía llevar todo sobre sus hombros, era como si mantuviera dos vidas paralelas en un mismo lugar. Dormía en la cama junto a su esposo (quien últimamente estaba actuando algo extraño) y mantenía aquella postura de "príncipe perfecto" que tanto le pedían, pero en su tiempo libre solo se escabullirse con su guardaespaldas para poder besarlo o ayudarlo con su plan, no podía negar que lo prohibido le gustaba y hasta podría decir que era excitante la adrenalina de no ser descubiertos, pero si era doloroso para ambos cuando tenían que fingir que no estaban interesados entre ellos. Jungkook debía aguantar todas esas muestras de afecto entre los príncipes fueran a donde fueran, aunque Jimin le dedicara una sonrisa para tranquilizarlo no podía evitar que su corazón se sintiera inquieto al ver a la persona que ama besando otros labios.

El castaño empujó suavemente a Jimin contra la pared de ladrillo, sus labios estaban saboreando cada parte de su boca. Si había alguien que conocía lugares para esconderse era Jungkook, desde niño había tenido que esconderse de la reina cuando acompañaba a su padre al trabajo, en todos esos años había descubierto muchos lugares que en ese momento los llamaba sus guaridas secretas, ahora agradecía tener esa información para poder besar a Jimin donde quisiera.

- Jungkook-ah - Soltó en un suspiro al sentir los labios húmedos del chico sobre su cuello - Aquí no...

Por más que se escondieran para besarse nunca habían llegado a algo más, los nervios de Jimin siempre ganaban y se alejaba antes de que pudiera suceder algo más.

- No hay nadie - Dejó un camino de besos hasta que atrapó nuevamente sus labios.

- Puede entrar alguien - Cerró sus ojos al sentir las frías manos de Jungkook bajo su camisa - Si nos descubren...

- Nadie viene aquí - Lo observó con aquellos ojos tan oscuros que Jimin no pudo evitar no enamorarse de nuevo - Este es mi lugar secreto - Susurro seductoramente en su oído - Pero si no quieres hacer nada, no lo haremos.

No podía decir que no quería, realmente lo deseaba mas que nada pero no era precisamente un lugar muy cómodo para hacerlo. Jungkook lo había llevado hasta una de las torres viejas las cuales solía patrullar, sabía que nadie vendría por aquí, no se podía decir que el lugar era horrible porque no era precisamente la palabra, pero olía a viejo y los muebles allí estaban tapados con grandes mantas blancas.

El teléfono en el pantalón del príncipe comenzó a vibrar, pero no fue él quien lo tomó sino que su guardaespaldas metió su mano en su búsqueda lo que hizo que Jimin abriera sus ojos con sorpresa al sentir el tacto del chico en su pantalón.

- Es tu marido... - Dijo mirando la pantalla del móvil - Tiene una obsesión contigo - Rodó sus ojos con cansancio, Jimin tomó el teléfono entre sus manos.

Había mandado un mensaje luego de no responder a la llamada:

"Cariño, necesito verte ¿Dónde te has metido?"

- No tiene una obsesión conmigo, soy su esposo... es normal que me busque - Contestó mirando su móvil, no planeaba contestar porque no podría decirle la verdad y si lo hacía tal vez ya estuviera dentro de una celda siendo torturado por la mismísima reina.

- ¿Lo estás defendiendo? - Enarco una ceja, lo que hizo que Jimin sonriera divertido.

- Oh sí, lo defiendo porque es mi marido al cual amo con todo mi corazón - Soltó en tono sarcástico.

Blue Blood 📌 Kookmin Au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora