Recuérdame.

Capitulo 58.

Fuimos de compras, algo que no me gustaba mucho pero por alguna razón accedí, almorzamos hamburguesas con ricas papas y soda.

—Parquéate aquí, esta es una de mis tiendas favoritas. 

Horrible saber que yo era la dueña de su tienda favorita.

Entramos y ella compro un sinnúmero de cosas.

—¿No compraras nada? —me pregunto mientras llenaba su mano de mas ropa.

—No la verdad, es que no.

—¿Que cocinaras para la actividad del hospital?

—No lo se —respondí mientras observaba las botas —. Tal vez un pollo al horno.

—¿Y que te pondrás?

—Un vestido negro que me regalo mi ex pareja.

Ella sonrió.

—¿Por que no compras nada?

—Ya tengo mucha ropa.

Aparte de que ya tenia toda la colección en mi closed, y cada temporada de ella. Siempre que se lanzaba una colección me mandaban una prenda de cada una. Observe mi reloj sonar. Recordatorio: Reunión laboral en la empresa, en una semana.

—Genial —musite.

—¿Todo bien? —me cuestiono Zahia.

—Yes, ¿Qué sigue? —le pregunte mientras caminábamos por todo el lugar.

—Bueno, vamos a elegir que vamos a cocinar, si vamos asistir debemos llevar algo.

Caminamos mucho, al final yo decidí hacer una lasaña y ella un pollo al horno.

—No se por que tenemos que llevar lo que se comería.

—Supuestamente lo hacían bastante en la sección A, como tipo de tradición, entonces quieren hacer lo mismo ahora que están de nuestro lado. No se si lo hacen para economizar. —dijo riendo.

Hicimos muchas cosas, al final la lleve a su casa y yo me dirigí a la mía. Llegue y me di una ducha, y me acosté a descansar los pies me dolían bastante.

Llegue al hospital, y al caminar a los vestidores choque con Hayes.

—Disculpa —dijo con su típica sonrisa de conquistador.

—No te preocupes —le pase por el lado, y entre mis cosas en mi armario. Me cambie los zapatos y luego de pase por el lado para salir, sentí como su mano fría se aferro a mi muñeca.

—Disculpa —me soltó rápidamente. Sus labios se separaron para luego cerrarse.

—¿Quiere decirme algo Dr. Maykel?

—¿Vendrá al evento?

—Si, la verdad es que si. ¿Y usted? —el asintió en respuesta. —. Bueno tengo cosas que hacer, nos vemos luego.

Antes de salir por la puerta lo escuche.

—Dra. Hartd —me gire para observarlo. —. Quisiera hacerle otra pregunta.

—Adelante —observe mi reloj. Y luego observe que empezó a quitarse la camisa que llevaba puesta, mantuve la calma, pero recordaba el tiempo que llevaba sin ver a un hombre desnudo y me daba bastante miedo. —. Me gustaría invitarla a salir.

—¿A quien? —pregunte mientras intentaba verlo a los ojos, se dio la vuelta para buscar lo que iba a ponerse, y la definición de su espalda era perfecta.