Capitulo 32.

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Hans.

Y así era, yo estaba dispuesto a liarme a puñetazos a cualquiera que se pasara con ella. Ella es digna y capaz de ponerse lo que quiera por que yo voy a estar hay para cualquiera que quiera pasarse.

—¿Quieres bailar? —le pregunte mientras escuchaba una música lenta, ella me sonrió en respuesta y yo me levante y le extendí la mano para ayudarla a levantarse.

Fuimos a la pista y la pegue a mi mientras pasaba mi mano con delicadeza por su cintura y ella se clavaba en mi cuello, oliendo mi esencia de una manera muy insistente.

Rosaba la desnudes de su espalda mientras nos movíamos al ritmo lento de la música. Desde mi altura observaba su trasero tan grande, redondo y sobre todo suave como una almohada. Levanto su mirada para besarme mientras nos movíamos lentamente al ritmo de la música.

—Los zapatos me están matando —me dijo mientras reía.

—¿Quieres que nos vayamos? —le pregunte mientras rosaba mis labios con los de ella al hablar.

—Si, pero a otro lugar—su aliento de chocolate por la tarta que había pedido de postre, me encanta.

Pagamos la cuenta.

—Quítate los zapatos.

—¿Quieres que pise el piso?

—Solo quítatelos.

Ella lo hizo y luego la tome entre mis brazos y caminamos entre todas esas personas mientras yo la llevaba cargada en mis brazos. Ella no paraba de reír. Cuando llegamos al auto le abrí la puerta y luego entre yo.

—¿A donde quieres ir? —le pregunte antes de encender el auto.

—Yo con usted voy hasta al fin del mundo sin pensarlo dos veces.

Le sonreí y me pegue a sus labios. Me quede pensando hasta que elegí un lugar.  Empecé a conducir hasta llegar a un lugar que tenia mucho que no visitaba.

—Bienvenida al yate Klein —ayude a Pandora.

—¿Tienes un yate?

—Pues si. Era de mis padres y nunca lo vendí por que era el lugar donde nos reuníamos la mayor parte del tiempo, siempre veníamos los fines de semana a compartir, debatir temas, y mi hermano y yo a hacernos bromas. Recuerdo una vez que casi se ahoga por que nos caímos al agua. —me puse a pensar en ese horrible día.  —. Mi madre lloro el día completo. —suspire. —. Pero no estamos aquí para recordar cosas feas, sino para mostrarte este lugar.

La tome de la mano y la ayude a subir, nos quedamos hablando y tomando vino, y no podia creer lo bien que me sentía con ella.

—De verdad te amo, y si te llegara a perder creo que nunca volvería hacer el mismo —le digo  mientras la tomaba de la mano. —. Tu has sido una persona que me has querido por quien soy y no por lo que soy o por lo que tengo y te juro que eso te lo agradezco en el alma, y todos los días notaras lo mucho que te amo, por que siempre te lo voy a demostrar.

—Yo también te amo mi amor, demasiado y me moriría si te llegara a perder.

La bese mientras acariciaba su cintura. Hasta que su celular empezó a sonar ella lo ignoro pero continuaba sonando.

—Es mi tía.

Contesto y mientras ella hablaba yo recogía las copas de vino y la botella vacía. Colgó la llamada para luego mirarme.

—¿Amor podemos irnos? —me pregunto mientras se levantaba. —. Mi tía esta un poco alterada y quisiera que pasemos a verla.

—Claro amor.

Recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora