Capitulo 27.

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—¿Qué tal ha sido tu día? —le pregunte mientras caminábamos por los pasillos del hospital, ha esta hora causaba un poco de escalofríos caminar por aquí.

—Hoy no hubieron tantos pacientes, en una hora tengo una operación.

—¿Acerca de que es tu cirugía?

—Extirpare una parte de un tumor para hacer una biopsia, y tu vas a ver ese procedimiento.

—Claro que si —le dije feliz.

Caminábamos por los pasillos mientras ella observaba la historia de unos de sus pacientes cuando una mujer salió de una habitación, llevaba zapatos altos el pelo suelto rubio largo una cartera y un vestido rojo ajustado.

—Mañana volveré —salió un señor detrás de ella que nos miro a mi tía y a mi, era Nick el hombre con el que se acostaba mi tía.

—¿Quién es? —le pregunte entre dientes.

—Su esposa, es ginecóloga y parece que se integrara al hospital —seguimos de largo.

—¡Dr. Hartd! —escuchamos a Nick, mi tía se dio la vuelta.

—¿Si Dr. Lacroze?

—Necesito hablar con usted acerca de los nuevos residentes.

—Ahora no puedo debatir ese tema con usted Dr. tengo una operación —mi tía observo el reloj de su muñeca. —. En quince minutos, mas tarde lo hablamos. Buenas noches.

La mujer se quedo viendo a mi tía con las cejas bastante estiradas como si era obligatorio que ella hablara con Nick.

—Pues cuando tenga tiempo, venga mi oficina.

Mi tía se dio la vuelta y continuamos con nuestro camino.

—Lo odio —dijo mientras lanzaba un suspiro —. Pero a la vez lo amo.

—Todo estará bien.

La operación comenzó y yo me encontraba observándola desde un balcón, tenia la mejor vista me encontraba sola en aquel lugar observe mi celular y marcaba las 2:23 de la madrugada.

—Hola —escuche a alguien decir.

Me gire y observe a Nick mirar por el gran cristal que estaba frente a nosotros.

—Hola —le respondí igual de cortes.

—¿Como estas? —me pregunto mientras se sentaba dejando un asiento de distancia entre nosotros.

—Bien ¿y usted?

—Antes había estado mejor, no pensé que hoy seria un día tan complicado.

—Todos tenemos días difíciles, no se preocupe usted.

—Lo digo por tu tía... —hubo un gran silencio pues yo no quería opinar en nada. —. Creo que se nos fue de las manos.

—¿A que se refiere? —pregunte haciéndome la que no sabe absolutamente nada.

—Lo del sexo. Se nos fue de las manos y ahora estamos en la peor situación.

—¿Y esa situación viene siendo...?

—La de querer estar juntos y no poder. Soy casado, tengo hijos. Y es complicado a esta altura de juego dejar todo eso atrás.

—¿Y que piensa usted hacer?

No dijo nada por un largo rato.

—Me ire del país.

No espere que digiera eso.

Recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora