Capitulo 29.

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Ella era bastante educada, me conto algunas cosas que hizo cuando viajo a Francia y en realidad su vida me parecía bastante interesante.

—Ya tengo que irme —le dije mientras recogía mis cosas.

—¿Quieres que te lleve? —me pregunto mientras se levantaba de su asiento.

—Me vendrán a buscar pero gracias. —empecé a sacar dinero de mi cartera y pague la cuenta.

—¿Por que hiciste eso?

—¿Que cosa? —le dije mientras me arreglaba el pelo.

—Pagar. —dijo cruzándose de brazos pero nunca sin desaparecer esa sonrisa. —. Yo te invite, no debiste pagar.

—Eso no es importante.

Hans dijo que vendría por mi así que lo espere afuera.

—Eres muy hermosa —dijo ella mientras se arreglaba el pelo detrás de la oreja.

—Gracias —le sonreí —. Tu también eres muy hermosa.

Acaricio mi cabello y dejo su mano en mi mejilla para luego acercarse lentamente a mi, abrí los ojos como platos al ver que ella intentaba besarme, así que lance mi cabeza para atrás.

—¡¿Qué haces?! —le grite con la adrenalina en 100.

—¿Que? —dijo confundida.

—¿Por que intentas besarme? —su sonrisa desapareció y entro ambas manos en su chaqueta para luego bajar su cabeza y patear una piedra que había en la acera.

—Perdóname... tengo... me voy —salió caminando de ahi lo mas rápido posible dejándome en las nubes con lo que acaba de pasar.

Un rato mas tarde llego Hans, me subí al auto y lo mire.

—Estas pálida —dijo mientras acariciaba mi mejilla.

—¡Una chica intento besarme! —le grite mientras lo miraba a los ojos, el solo exploto de risa mientras comenzaba a conducir. —. ¡No es gracioso!

—Si lo es. —me dijo mientras me tomaba de la cabeza y me daba un beso en la cabeza.

—Sera incomodo tendré que verla cuando vaya a trabajar. —le dije mientras me acomodaba en el asiento.

—Tranquila todo va estar bien.

Al llegar a casa lo primero que hice fue quitarme la ropa para entrarme a duchar, al salir de la ducha observe a Hans usando la ordenadora al yo acercarme el me hizo un espacio en la cama para luego acostarme junto a el, el cerro su ordenador, y luego me miro.

—No me dijiste cómo te fue en el examen.

—No se como me fue en el examen; no quiero saber.

—Tal vez te fue bien.

—No quiero saber.

—Pues yo lo veré por ti, préstame tu ordenador.

—Está en la oficina, y además ya olvida eso y vamos a dormir.

Dije acercándome a él pero el se levanto de la cama y salió de la habitación, bufé de mala gana puesto yo lo último que quería era saber que reprobé el examen. Llego tecleando en el ordenador.

—¿Sabes que una chica casi me besa hoy?

El empezó a reír.

—Eso que me sucedió es más importante que ver que reprobé un examen.

—Me causó mucha risa lo que casi te pasa.

Me acosté boca abajo mientras movía mi pie para poder conseguir el sueño.

Recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora