Hogar en la Ciudad.

9 3 0
                                    

Genevie conduce, estoy dormida en el asiento de atrás, se que ella está a punto de indicarme que hemos llegado. El trayecto de la ciudad al pueblo había sido de lo más pesado.

Estar dibujando todo el camino ha calmado mis ansias por llegar, tengo veinticuatro años, sigo siendo curiosa, mis dibujos se basan en extraños rostros sin facciones.

Espero pacientemente el momento en que Genevie me despierte y diga "Hemos llegado, Annie" ese momento nunca llega.

Genevie está en el cielo.

Abro los ojos.

El auto está en movimiento. Mi vista se fija en la carretera, todo sigue a oscuras, la radio está encendida.

Me acomodó en el asiento de copiloto, lista para encarar a la persona que conduce mi auto.

Mis ojos se agradan con facilidad. Es un niño.

¿Quién eres?—Intentó mantener la calma.

No me mira, su vista está clavada en el camino. La curiosidad me calcomia viva.

¿Como sabía conducir?.

Te he encontrado en el acantilado—relata—Ha sido una verdadera carga traerte hasta aquí, a pesar de ser delgada-sus ojos siguen en la carretera, me sorprende que pueda hablarme con tanta confianza.

-Descuida, he traído tus cajas-señala al asiento de atrás, es verdad, estaban las dos cajas.

Se que quieres ir a la ciudad confiesa.

Me asusta que pueda saber más cosas de mi, quería saber cómo lo supuso.

¿Por qué vienes conmigo?Cuestionó.

Ahora me mira, puedo ver sus ojos color miel con claridad, su piel es morena y tiene el rostro muy limpio. Es un niño.

Estoy cansado de vivir en este pueblo—dice, sus dos manos están en el volante, conduce justo igual a como lo hacia Genevie.

¿Y tus padres?—lo miró, esperando su respuesta.

Se encoge de hombros, no se si darlos por perdidos o solo suponer que no tiene padres.

De una forma u otra no logra darme desconfianza, es como sentir que todos los niños son inocentes, más aun si sentías ser una niña apenas ayer.

No creí que fueses tan bruta—Confiesa. Tiene una sonrisa en sus labios.

No he caído en cuenta que acababa de llamarme bruta, no respondo, aún así, me siento ofendida.

Estabas conduciendo del lado contrario a la ciudad—murmura.

Sonrió luego de soltar un suspiro, solo quería llegar y descansar un poco. La carretera a la ciudad es recta, supongo que por eso se le es fácil conducir, pero, sigue siendo un niño.

Annie Jones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora