—¿A donde vas así?—Preguntó Daniel con los ojos abiertos.
Thomas intentó no meterse, pero, luego me detuvo, estaba a punto de cruzar la puerta para ir a confirmar la sospecha.
—Deberías taparte—aconsejó mientras intentaba no ver mi piel descubierta.
Estaba apurada, no me avergonzaba tener que salir así, pronto volvería y me cambiaría. Por ahora, no tenía tiempo que perder.
Me solté de su agarré y cerré la puerta, no pude evitar la ola de críticas que me atacaba, había aprendido a vivir con eso, quisiera también haber aprendido a ignorar las alertas de celos, era inevitable.
En la calle las críticas aumentaron, podría ser mi culpa, en realidad, tenía la totalidad de la culpa por salir vestida así, de todas formas, eso no hacía que ignorará la intolerancia y falta de respeto de la gente, en fin, todos somos imperfectos.
Me recargue en una baranda cerca del café, del otro lado, había un kiosco desolado y poca gente caminando. Nathaniel clavó su mirada en mi, me dolía experimentar el nuevo sentimiento que emanaba, era un profundo rechazo. Tal vez.
—Ten—Me sorprendió Thomas con un gran abrigo, agradecía su gesto, pero, en realidad, no lo necesitaba.
—Debería darte vergüenza, niña—se acercó Gaul con su taza de café oscuro. Estaba disgustada.
Nathaniel la siguió y pronto llegó a mí.
—¿Qué sucede, Annie?—Tomó mi mano alejandome de la arpia y de Thomas.
—Actuas como si quisieras alejarte de mi, apenas te encuentro, tengo muchas dudas y tu solo pretendes no conocerme—En mi tono de voz se podía apreciar lo molesta que estaba
Sus ojos, su rostro, su pose, todo se mantenía sereno. Me asustaba la idea que pudiese llegar el día en que Nathaniel explotará, podría ser peligroso, o, solamente me lo imaginaba de esa forma.
—No estoy actuando como si no te conozco, solo intentó protegerte—Tomó un sorbo de café y luego fijo su mirada en mi.
Sonrió y tomó una de mis manos—anda ve, cambiate, te aseguro que hoy te explicaré todo, solo esperame—Pico su ojo derecho y luego se acercó a Gaul, la misma me recorrió con su mirada de pies a cabeza y luego soltó una carcajada. En su mente tal vez estaba diciéndome "Pobre tonta".
Luego de actuar por impulso, sentí vergüenza, ahora que había enfrentado la situación me daba pena haberlo hecho, me sentía asqueada y algo maniática por la forma en la que actué.
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Annie Jones.
Mystery / ThrillerNo es justo que tu corazón se destrocé por una persona que tiene el corazón completó sin ti. Ha sido uno de los consejos más sabios que me acompañan en el recorrido de la vida, apenas la he comenzado. Después de conocernos tanto, volvemos a ser extr...