Miedo

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¡Corre!—reía mientras Zack tomaba su mano, había quedado de última en la carrera. Lea estaba detrás de mi, me perseguía con una pelota azul con poco aire, de otra forma, podríamos lastimarnos.

Kenna llevaba la delantera hace mucho rato, Zack la hubiese repasado de no ser por el amor que le tenía a Layla.

De pronto, no sentí que era una carrera alegre, sentía que estaba corriendo para salvar mi vida. Lea ya no llevaba una pelota azul, ahora tenía una pistola y era mucho más rápida al correr. He sentido que va a dispararme cuando la tengo tan cerca, me sorprende que no lo haga, solo intenta repasasarme un poco más.

Lo consigue, ahora no temo por mi vida. Kenna sigue adelante, está feliz y su cabello rubio se alza con el viento. Lea logra repasar a Layla y a Zack, ya no siento tanta preocupación.

Dejó de correr, estoy cansada y la nariz ha comenzado a sangrarme, hace tiempo que no me asustaba ver la sangre.

De pronto, Lea ha logrado posicionarse detrás de Kenna. La Melena rubia de la susodicha se torna roja, deja de correr y su cuerpo se estrella con un árbol grueso.

Lea le ha disparado sin piedad. Me dispongo a correr, aún mi cuerpo no ha llegado a su límite. Estamos muy cerca de la cabaña.

Comienzo a correr en dirección a Kenna, esta tirada y ha manchado toda la nieve de sangre a su alrededor. No logró acercarme a ella, un hueco se abre debajo de mis pies, caigo en hielo y agua helada.

En ese instante, no recuerdo cómo nadar, Zack y Layla estan bailando juntos, no se percatan del cuerpo de Kenna. Lea ya no lleva la pistola, ahora se dirige a la cabaña  y temo por la vida del bebé.

Ya no lo recuerdo, me he rendido y mi cuerpo se ahoga, ya no siento el aire, voy a morir ahogada.

~

—¡Que despiertes!—Grita nuevamente, me ha lanzado una cubeta de agua helada.

Escupo rápidamente evitando ahogarme con ella.

No veo a Nathaniel por ningún lugar, aún así, reconozco esta habitación. Estoy posicionada justo en el lugar que he matado al hombre que quería asesinarme, la sangre está seca y me da miedo recordarlo.

Estoy en la mansión abandonada. Hemos llegado al pueblo.

—Entregale esto—Dice Gaul lanzado la cubeta a la esquina de la habitación. Es la caja que me ha dado Genevie, se la entrega a un chico al que le calculaba quince años, no más.

Este asiente y sale de la habitación. Me mira y sonríe como si fuese su presa, algo que quería cazar desde hace mucho tiempo.

Annie Jones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora