Hemos cumplido el sueño de Layla, viajamos por muchos países, Olivia ha capturado muchas fotos, especialmente en la que Zack me ha pedido matrimonio. Promete que al regresar, las colocara en la lápida de Layla. Zack y Olivia tienen muy buena comunicación, incluso, hay veces en que prefería pedirle consejos a su padre.
No se lo he comentado, me aterra que pueda ser cierto. Hace cinco meses, luego de que Olivia cumpliera los dieciocho, he tenido la vista borrosa, todo se nubla de repente, el cansancio aparece nuevamente.
Había estado caminando durante horas en el pueblo, no recordaba donde estaba situada la cabaña donde vivía, ese mismo día, se me ha olvidado el rostro de mi hija y de Zack, solo he recordado sus nombres.
Hemos regresado de Suiza, fue el último viaje que hicimos. Le he pedido perdón a Dios cada día que pasa, he asesinado a Nathaniel, su rostro es el único que logró recordar con claridad.
He decidido contarle a Zack lo que sucede, temo que llegué el día en que ya no pueda recordarlo, que el no sepa que me sucede. No ha pensado dos veces en llevarme a la clínica, esta vez, es una diferente.
Han realizado varios estudios, me han dado el diagnóstico al fin. El veneno permanece en mi cuerpo, la droga que Nathaniel me ha inyectado también, a medida que ha pasado el tiempo, se ha desarrollado con más fuerza. Mi cuerpo ha sido dañado en todos los aspectos. Después de todo, Nathaniel ha conseguido dejar marcas en cada esquina de mi ser.
Logró despertar. Las luces están encendidas y me provocan dolor de cabeza, aún sigo viendo borroso, la vista se me ha nublado más al dormir.
—Annie—Es Zack quien me llama, esta sentado a mi lado.
Junto a él, hay una hermosa joven rubia, lo toma fuerte de la mano, parece estar nerviosa.
—¿Quién es la jovencita?—Cuestionó, mi curiosidad aumenta cada vez que la detalló.
Los ojos de la susodicha se cristalizan, le ha susurrado algo en el oído a Zack, no logró escucharla.
Puedo ver la lágrimas que escapan del rostro de mi esposo. No soportó verlo triste.
—Es nuestra hija, Olivia—Confiesa. Sonrió al verla un poco más de cerca, aún sigue siendo borrosa su imagen. No recordaba haber tenido una hija.
—Eres muy hermosa, Olivia—Comentó. Su llanto aumenta y ha tenido que salir de la habitación. No me gustaba hacerla sentir mal, si Zack ha dicho que es mi hija, ella si recordaba que yo fuese su madre.
Deposita un tierno beso en mis labios, recuerdo al instante esa sensación, ha tomado mi mano, la energía aún se presenta con magnitud.
Los recuerdos han pasado como una película en mi mente, todo lo que he vivido, la mirada de Zack, la inteligencia de Daniel, la tranquilidad de Kenna, los viajes por el mundo, las fotografías, el nacimiento de Olivia, Mónica y su ironía, Gaul, los enfermeros sacando mi sangre, Genevie regalandome su boina, Lea esperando el nacimiento de Thierry y Nathaniel.
Luego, como ha llegado, se ha ido. Ya no lo recuerdo, incluso, he olvidado a la persona que me ha besado. Me observa, ha empezado a decirme muchas cosas.
He dejado de escuchar su voz, hay un ruido que logra desesperarme, es una de las máquinas que están cerca de mí. Los doctores entran con desesperación a la habitación. El hombre rubio que me ha besado se levanta y se aleja de mi, esta preocupado, no se quien es, pero, no quiero olvidar su rostro.
Pido perdón una última vez por los errores que he cometido. Al fin, cierro los ojos, he dejado de escuchar y de ver en la tierra, la he dejado por completó. Se me ha olvidado cómo respirar, cómo vivir.
Escuchó risas, son tranquilas. Mis ojos se abren poco a poco y puedo ver donde estoy. Sonrió al reconocer a Daniel, Layla lo persigue mientras juegan a las carreras, Kenna está sembrando flores, Lea escucha música mientras observa las nubes. Sus miradas se han clavado en mí. Pronto, corren y me abrazan, siento felicidad al estar con cada uno.
He pasado horas jugando con Daniel, las chicas me han mostrado muchas maravillas, siento felicidad de verlos de nuevo.
Me apartó un poco para respirar, el aire entra e inunda mi cuerpo. Una voz se escucha en mi cabeza, incluso, siento que esta haciendo eco por todos lados.
De pronto, reconozco esa voz, se quien es.
—Perdoname—Susurra, vuelve a sonar tranquilo, tiene un toqué de tristeza.
Lo hace muchas veces, pide perdón, es Nathaniel. Me preguntó de dónde ha venido su voz.
Lo hace una última vez, pide perdón y se va.
—Te perdono—Susurró.
Cierro los ojos para poder descansar, la imagen de Zack y Olivia sonriendo aparecen de repente. He logrado recordarlos.
—Cuida a nuestra nena—concluyó mientras tengo los ojos cerrados, sus rostro permanecen en mi.
He sido muy feliz.
Au revoir, famille.
Adiós, familia.
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Annie Jones.
Mistério / SuspenseNo es justo que tu corazón se destrocé por una persona que tiene el corazón completó sin ti. Ha sido uno de los consejos más sabios que me acompañan en el recorrido de la vida, apenas la he comenzado. Después de conocernos tanto, volvemos a ser extr...