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— S... Señor Fushiguro.
Sus manos habían entrado debajo de la tela de mi camiseta a la par que me recargaba con algo de brusquedad en la pared de su departamento al instante en que habíamos entrado.
Sus labios estaban sobre mi cuello, lamiendolo y mordiendolo ligeramente. Cerraba mis ojos con fuerza ante las mil y un sensaciones que él me hacía sentir.
Podía sentir su ereccion en mi vientre mientras pegaba su cuerpo al mío.
— Voy a follarte en el sofá.
Solamente asentí con la cabeza mientras sentía como sus manos se dirigieron a mí trasero para alzarme levemente. Yo al instante enrede mis piernas en su cadera sintiendo aún más su ereccion, gemi levemente.
Enrede mis manos en su cuello mientras el avanzaba hasta su sala, le miré apreciando lo guapo que era. Oculte mi rostro en su cuello, sus brazos tan fuertes, su cuerpo tan cálido, la manera en la qué me trataba y me cuidaba.
Mis labios se acercan a los de él para besarlo, me encantaba besarlo, me fascinaba sentir sus labios sobre los míos. Me encantaba la forma en la que el me guiaba ya que yo era tan torpe.
Él me tira en el sofá para luego él con una amplia sonrisa quitarse su camiseta mientra mojaba sus labios.
Se acerca a mí para luego con sus grandes manos me desabrocha y baja los pantalones que llevaba puestos. Se acerca a mis labios para besarme, era tan asfixiante y erotico.
Sus manos se acercan a los botones de mi camiseta intentando desabrocharla, rápidamente llevo mi mano para detenerlo.
— N.. No me la quite, por favor.— Susurre avergonzada. Lo veo reír.
Llevo mi mano a sus pantalones para bajarlos dejando a la vista su gran ereccion que se podía visualizar a través de la tela de su ropa interior.
— ¿Por qué siempre dices esa mierda?.— Ríe mientras me miraba.— ¿Tienes una teta deforme o alguna mierda parecida?
Mis mejillas se ponen rojas por su comentario a lo que él suelta una carcajada. Él se coloca sobre mí para luego yo sentir como las yemas de sus dedos se dirigen al elástico de mis bragas.
¿Cómo podía explicarlo aquello? Ladeo mi vista avergonzada.
— No es eso.— Susurre mientras lo miraba estirar su mano hasta su pantalón para sacar un sobre metálico.— No quiero hablar de eso ahora.— Lleve mis manos a sus bóxer para bajarlos.— S.. Sólo folleme.
