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Tan frágil y sumisa debajo de él. Él estaba tan inmerso en el placer que le hacía sentir aquel delgado y pequeño cuerpo.
Con una amplia sonrisa observaba como aquella chica arqueaba su espalda en aquel frío escritorio, y del como lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras ella lo recibía por completo, haciéndolo sentir tan bien.
Lo volvía loco. Se había acostado con tantas mujeres que no podía ni contarlas, realmente la lista era larga, todas siempre tan vulgares, pero, ella era tan, tímida y terriblemente atrayente.
Escucha un casi imperceptible gemido salir de la boca de la chica cuando él toma sus piernas para acecarlas a sus hombros, disfrutando de la sensación de aquellas manos fuertes y cálidas que la sostenían.
Ella solamente lo veía embobada, se sentía tan afortunada. Poder admirar a aquel hombre mientras él la tomaba, aquel hombre que le había dado tanta calidez y atención, tanto afecto que sentía que no merecía, y que estaba dispuesta a entregar su alma y cuerpo totalmente.
Porque él era tan bueno con ella.
— D.. Daddy.—Solloza mientras le miraba con sus mejillas rojas.— S.. Se siente muy bien.— Con la mente en blanco fue lo único que pudo decir.
Pudo escuchar la risa de él a la par que sentía el peso de él caer sobre ella mientras se enteraba en lo más profundo de ella. Toji sentía como los muslos de ella estaban humedecidos, sonriendo orgulloso mientras escuchaba al unísono sus gemidos que trataba de ocultar.
Ocultos en una habitación de aquel centro de apuestas, en el que con una habilidad secreta de Toji, había quitado el seguro para ambos adentrarse allí dejándose consumir por el deseo que sentían el uno por el otro.
Él tan inmenso en sus ganas de "follar". Mientras que ella sólo quería sentir la calidez de él envolver su cuerpo.
