Capítulo recién salido del horno y pues, ya saben, pañuelos a la mano.
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Rostros borrosos. Todo es borroso y no me interesa ver a mi alrededor. Sólo deseo verte a ti.
Corrí bajo la lluvia tan rápido como pude hacerlo, con el corazón en manos, con una promesa que quería cumplir, a pesar de que solo suelo romper y destrozar promesas para que se las lleve el viento.
Toda mi ropa terminó empapada, veía a las personas andar con sus paraguas mientras caminaban bajo la lluvia, tropezaba con un par a los que mandaba a la mierda, no me interesa nada más.
Sabía que esto pasaría, que ella no podría llevar a ese bebé en su vientre, porque ella es amorosa, porque ella prefería sufrir antes que dejar sufrir a un inocente, porque ella siempre ha dicho que quiere una familia a la que llenar de amor y dulzura, y sabe tan bien, que no hay más que un amargo sabor al pensar en ese bebé.
Llevé mi mano a mi pecho al instante en que llegué a ese hospital, no había ni un solo guardia cuidando la entrada. Con mi celular en manos miré que tenía un mensaje de ella.
"Jules Soy amiga de Jules, ella no quiere verte dijo que," era mejor así". ¡Si te atreves a venir te corto la pija! 👿"
Chasqueo la lengua y simplemente cerré mis ojos por un segundo para imaginar a Jules, seguro estaba llorando, seguro se había arrepentido, seguro dolía.
"Toji Compre unas cosas para ella. Estoy afuera."
Saqué de mi pantalón una cajetilla de cigarros, tomé asiento en el frío suelo debajo del techo que había antes de entrar al hospital. Comencé a fumar ansiosamente mientras miraba la pequeña bolsa de plástico con la que impulsivamente había comprado cosas.
"— ¡Tengo antojo de algo dulce!"
"— ¿Cuál es mi comida favorita? Uhmm, no tengo alguna, pero adoro las cosas dulces."
Sonreí melancólicamente y simplemente le di una profunda calada a mi cigarro, recargue mi espalda contra la pared. Esto es una mierda, es una mierda no poder acercarme a ti y aún peor, sabiendo que lo mejor es alejarme. No puedo dejarte ir.
— Eres un tipo grandote, uhm, imagino que sí eres tú.
Alzó la vista para ver a una chica cruzada de brazos mirándome de pies a cabeza.
— Diablos, ¡No me mires con esa cara de cachorro llorón!.— Exclama mientras seca lágrimas que habían acumuladas en sus ojos. — ¿T.. ¿Tú fuiste él que huyó con ella? ¿Él qué dio una paliza a Sukuna?
— Sí, fui yo.
La chica suspira pesadamente y se acerca hasta mí para sentarse a mi lado sin importar mojarse de la misma forma que yo.
