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—Perdón no fue mi intención hacerte enojar preciosa—me miró divertido.

—Mis padres te contrataron para cuidarme, no para andar coqueteando conmigo —rodé los ojos.

—Tienes novio? —ignoró lo que le dije.

—Ve a hacer comida mejor —me iba ir a la sala, pero él me detuvo.

—Niñata —se fue a la cocina.

—Espera... cómo me dijiste? —lo seguí hasta la cocina.

—Mala agradecida —me volteo a ver serio.

—Sólo por que seas amigo de mi padre, no significa que te tengo que aguantar —inconscientemente le di un leve golpe en su hombro.

—Qué harás? —me acorraló contra la pared —te iras de la casa sin mi permiso? —me miró divertido.

—¡Primero, suéltame! —traté de que él se alejara, pero fue en vano —agh te odio —miré para otro lado.

—Mira Kimberly —puso su mano en mi mentón, con la intención de voltearlo a ver.

—Qué?! —lo miré con odio.

—Sabes que te ves sexy enojada —él no borraba su estúpida y hermosa sonrisa.

—Era mejor que mis padres me dejaran sola —por fin me pude soltar de él.

—Pero no confían en ti, por eso tu padre me trajo a cuidarte... —se detuvo.

—Hijo de puta! —le grité y corrí directo a mi habitación.

Empecé a llorar, por que era cierto lo que dijo Juan, mis padres no confían en mi y en cada viaje siempre contratan a alguien para cuidarme. Yo ya voy a ser mayor de edad, pero mi padre aún no ve eso.

—Kimberly? —escuché que Juan estaba tocando la puerta.

—Lárgate! —le grité con la voz entrecortada.

—Hablemos por favor —su voz se escuchaba arrepentida.

—Lárgate —seguí llorando en silencio.
Luego escucho la puerta abrirse, me arrepentí de no haberle puesto seguro.

—Escúchame por favor —él se puso a mi lado —tu padre me habló sobre ti, y es por eso que dije eso, pero como soy un completo idiota lo último lo dije sin pensarlo —lo volteé a ver.

—Qué te dijo mi padre? —mi voz estaba entrecortada —¿Qué soy una niña pequeña todavía? ¿Qué no sé cuidarme por mi cuenta? —ya estaba llorando otra vez.

—No —él me abrazó —tú padre me dijo, que tú eres la mujer de su vida junto a tu madre, no quiere perderlas y es por eso que me llamó y me pidió que te cuidara —me separó un poco de él y me secó algunas lágrimas porque yo seguía llorando.

—Mientes —me sentía una gran estúpida, por que él me estaba viendo llorar.

—Si quieres puedo hacer que tu padre y tú hablen... pero de verdad —hizo que lo viera.

—Por qué haces todo esto? —me limpié mis mejillas con la palma de mi mano.

—Por que... aparte de que eres hija de mi amigo, tengo como esa... no es intención, sino que, siento que mi deber es protegerte —él se sentó a mi lado.

—Pero, si apenas nos conocemos —lo voltee a ver, mientras daba leves suspiros, para así controlar mi respiración.

—Pero tengo tiempo para conocerte —dijo, y en eso entró mi perrita, me sorprendió que yo no le ladre.

—Le caes bien a nube —dije agarrandola y poniéndola en medio de nosotros dos.

—Eso veo —él sonrió, mientras peinaba a nube —entonces... ya estás tranquila? —me preguntó.

—Si —le di una media sonrisa —lo que ocupaba, por lo visto, era hablar —dije viéndolo.

—Ya sabes, yo estoy aquí por si quieres hablar —me sentí nerviosa cuando me miró directamente a los ojos.

—Este... gracias —carraspé un poco la garganta —quiero salir —hice un puchero.

—Vamos, pero... te dejo a que te cambies y te espero abajo —él se levantó, me dio un beso en la coronilla y se fue, cerrando la puerta.

Dejé a nube jugando con un peluche. Luego me fui a bañar, luego me puse un bikini negro de dos partes, arriba un vestido holgado y por último mis sandalias. En una mochila metí bloqueador solar, otro cambio de ropa (por si las dudas), mi celular, eché media libra de comida para nube y bajé a la sala, con nube detrás de mi.

(....)

Mi Niñero [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora