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—Estás.... digo.... están listas? —me preguntó Juan, viendo como termino de bajar las escaleras con nube.

—Así es —le sonreí —no... espera —fui a buscar la correa de nube y luego se la puse —ahora si —él y yo soltamos una leve sonrisa.

Salimos de la casa, nos montamos a su auto y nos fuimos a la playa. Yo a veces volteaba a ver a nube e iba dormida. Con Juan íbamos hablando de cualquier cosa, hasta que llegamos a la playa. Él me ayudó con mi mochila mientras que yo bajé a nube en mis brazos, como una bebé.

—Mira esa ridícula, como carga a un perro —escuchamos de unas chicas que iban pasando, que me quedaron viendo.

—Siempre es lo mismo —nube se había despertado, así que la bajé.

—Tú no le pongas atención, si? —Juan se puso a mi lado —mira, ahí podemos dejar a nube —señaló una perrera pero era tipo como una guardería.

—No lo sé, desde que me regalaron a nube, siempre hemos sido inseparables —dije apenada.

—Comprendo, pero te prometo de que ella estará bien —me regaló una sonrisa.

—Confío en ti —fuimos a dicho lugar.

Luego de confirmar de que era un lugar seguro, con Juan nos regresamos a la playa. Nos sentamos en la arena debajo de una sombrilla, luego de un rato nos metimos al mar, realmente disfruté ese momento con él. Estuvimos un gran rato ahí, hasta que nos dio frío y nos salimos.

—Adiós amor —dijeron tres chicos que iban pasando.

—Imbéciles —dije rodando los ojos.

—Toma —Juan me dio una toalla y me la enrolle en mi cuerpo —esos pendejos que no saben que es respeto —dijo enojado.

—No te preocupes, eso pasa siempre —nos sentamos en unas sillas que eran reclinables.

—Si llegan a pasar nuevamente, les enseñaré que es respeto —Juan ni me miraba, de lo enojado que estaba.

—Oye —me levanté y me fui a sentar con él —tranquilo —con cuidado hice que me viera, como estábamos un poco cerca del otro, ambos nos mirábamos los labios y luego a los ojos —este... me puedo acostar a... a tu... lado? —le pregunté nerviosa.

—Si, claro —él se hizo a un lado y yo me acosté.

—Sabes, eres el primer chico con el que me siento segura, me refiero, a que los novios que he tenido, esos imbéciles sólo buscaban acostarse conmigo y ya, pero... —mi voz se cortó.

—Qué pasa? —Juan me preguntó preocupado.

—Dos exnovios, se juntaron, para... —empecé a llorar pero en silencio —los dos me violaron —no quería recordar eso.

—QUÉ?!? —dijo Juan exaltado —y tú padre que dijo o que hizo?! —me preguntó.

—Él no lo sabe —empecé a sollozar.

—Que mierda Kimberly —los dos nos sentamos —porque no se lo has dicho? Esos pendejos tienen que estar en la cárcel —dijo enojado.

—Mi padre reaccionaría igual, no soy su hija perfecta —agaché la mirada —si se lo digo, me prohibiría salir, nunca tener amigos, nada —lo miré por unos segundos y luego miré al mar.

—Oye —él puso con cuidado su mano en mi mentó e hizo que lo volteara a ver —lo siento por exaltarme, pero esa noticia me tomó por sorpresa —con su mano limpió algunas lágrimas —no soy la persona indicada para decirlo, pero, si yo fuera tu novio, te cuidaría en todo momento —me regaló una sonrisa de lado.

No aguantaba las ganas y lo besé, él estaba sorprendido pero al segundo me siguió el beso. Como dicen que lo bueno nunca dura, nos separamos por falta de aire.

—Lo siento —dije con la respiración agitada —hay que... hay que ir por nube —me levanté, me quité la toalla y me cambié.

—Esta bien —vi que él estaba algo decepcionado.

Luego que me cambié fuimos a buscar a nube, nos fuimos a su auto y después directamente a la casa, pero en el camino ninguno dijo palabra alguna.

—Estaré en mi habitación —dije y corrí con nube directo a dicho lugar —por que hice eso —dije cerrando la puerta, pero esta vez con llave —a mi si me gustó el beso, pero creo que a él no —dije en susurro.

Me acosté en la cama, nube me acompañó hasta que me quedé dormida.

*Narra Juan*

Kimberly me había besado, y a decir verdad, me encantó ese beso. Pero por el puto aire nos separamos. Cuando llegamos a la casa, ella se fue con nube a su habitación.

Yo me fui a la sala a ver alguna película, hasta que se hizo de noche, y fui a hacer la cena, al rato escucho unos pasos.

—Que bien huele —dijo ella entrando a la cocina.

—Hice espaguetis, quieres? —le pregunté mientras servía dicha porción en dos platos.

—Claro —me respondió.

Ella buscó un jugo y lo sirvió en dos vasos, luego nos fuimos al comedor, pero, el silencio reinaba.

—Respecto a lo del beso... —empezó hablar ella.

—Porque pasó? —le pregunté.

—Sólo... —ella no me estaba viendo, tenía su cabeza agachada.

—Puedes contarme —esperaba que no fuera algo malo.

—Fue sólo por impulso —ella se tomó el jugo y se fue.

Me dolió que haya dicho eso, cuando en realidad, fue que los dos queríamos, pero bueno, se lo dejé pasar. Limpié todo, apagué las luces y me fui a mi habitación. Me quité toda la ropa, sólo quedé en bóxer, por que estaba haciendo mucha calor. Y me puse a ver una película, a eso de las 12 de la mañana, empezó a llover fuerte, con relámpagos. Al rato escucho que estaban tocando la puerta.

—Pase —dije mientras le ponía pausa a la película.

—Juan —era Kimberly.

—Qué pasa? —le pregunté.

—Este... —dejó de hablar por que un trueno había caído, ella rápido corrió a mi cama y se puso a mi lado.

—No me digas que le tienes miedo a los truenos —se lo dije con respeto.

—Si —ella dijo apenada —desde que estaba chiquita no me gustan —suspiro —será que... puedo dormir... contigo? —me preguntó nerviosa.

—Si ya estás en mi cama —dije algo burlón y ella se sonrojó.

—Te... puedo... pedir un... favor —seguía nerviosa, y eso me gustaba de ella.

—Dime —fui a apagar la luz y regresé a la cama, al lado de ella.

—Puedo dormir.... abrazada a ti? —vi que ella se mordió el labio.

—Ven aquí —abrí mis brazos, en eso cayó otro trueno y ella rápido se acostó en mi pecho —tranquila, mientras yo esté aquí, no te va a pasar nada malo —dije abrazándola.

—Porque eres tan bueno conmigo? —me preguntó, mientras con su dedo dibujaba algunos tatuajes que tenía en mi abdomen, a veces me tensaba.

—Por que no te quiero dejar sola —inconscientemente le di un beso en su coronilla.

—Eres... el... mejor —su respiración se estaba tranquilizando, indicando que ya se estaba durmiendo.

—Tu igual nena —dije en susurro, por que también me estaba quedando dormido.

(....)

Mi Niñero [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora