CAPÍTULO VEINTE: Non v'è rosa senza spina.

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My Boy - Billie Elish

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My Boy - Billie Elish

—No deberías estar tan molesta— dice Elli— tendrán más citas.

—Lo sé es solo que en ocasiones pienso que le importa más cualquier cosa que yo— le respondo.

—¿Seguimos hablando de trabajo?— me pregunta— mira no me agrada del todo, pero se nota que te quiere, aparte él te explico porque tenía que dejarte, fue una emergencia laborar lo creas o no así les sucede a las personas que se ganan el dinero con el trabajo de cada día, dos semanas no son mucho.

Cuando hace semanas llegue a casa, la explicación que le di a mi mejor amiga fue que le había salido algo del trabajo y que yo le dije que volvía sola para no darle problemas, una vez se durmió me derrumbe soy tan estúpida que sigo aquí esperando a que me llame a pesar de cómo me trato.

No le he hablado por que en el fondo tengo la esperanza de que él lo haga, de que me diga que solo estaba alterado por lo que sucedió, que no fue su intención gritarme de esa manera y mucho menos negarme su vida privada.

El Evan de hace diez años jamás me hubiese tratado así, sé que es absurdo negarme al hecho de que cambio, pero algún día tendré que enfrentarlo.

—Voy por algo de comer— me dice— cuando vuelva no quiero ver esa cara en tu rostro.

Tomo el teléfono decidida a marcarle, pero termino por no hacerlo, en ocasiones siento que tengo a otra persona frente mío y no lo soporto, no soporto su indiferencia, su actitud conmigo, en ocasiones siento que no valgo nada para él.

Cuando escucho que abren la puerta trato de limpiarme las lágrimas, con el dorso de la mano, después veo a la escultura de una mujer hermosa con unos jeans y una blusa de tirantes.

—¿Cosa sta succedendo? —dice en perfecto italiano— ¿Perché le lacrime?

Camina rodeando el escritorio para después pararse justo delante de mí, baja a mi altura y me limpia las lágrimas.

—Shh tranquila— me toma el rostro y suelto las lágrimas— ¿Cuéntame quieres?

—Me dejo tirada en medio de una cita, por una emergencia, pero no dejo que lo acompañara— la cara de Francesca esta neutra mientras hablo—me dijo que no podía meterme en su vida privada, no me ha hablado hace dos semanas.

—Entonces es suficiente, no has escuchado eso de un clavo saca otro clavo— en definitiva, Francesca está loca.

—No puedo, estamos peleados, pero seguimos siendo pareja.

—Pues que se valla a la mierda— me dice—desde el momento en que decidió no darte un lugar debido, desde ese momento dejo de merecer respeto, no vas a estar llorando por un infeliz cuando muchísimos hombres estarían dispuestos a todo por ti.

—Sé que esta relación se está volviendo Toxica, pero no creo que buscar a otro sea la mejor opción— sé que si lo hago me voy a arrepentir.

—Si para mañana a las seis sigue igual sin hablarte— me mira a los ojos— nosotras nos vamos a ir a una fiesta en busca de un hombre que si te sepa valorar.

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