CAPÍTULO VEINTIUNO: Batti il ferro finché è caldo

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Leave the Door Open—Bruno Mars, Anderson Paak, Silk Sonic

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Leave the Door Open—Bruno Mars, Anderson Paak, Silk Sonic

No tardo ni quince minutos en llegar, las últimas semanas han pasado en total calma, estuve constantemente en el hospital visitando a Julia, cerré varios negocios en el extranjero, pase gran parte de mi tiempo enterando con Francesca, y el resto del tiempo acabé con algunos negocios de los Ricci.

Una vez en la puerta del apartamento me abre Leandro quien aún se encuentra en pijama, me adentro en el departamento para ver en la sala a Julia jugando con Baloo, el perro que adoptaron después de que ella saliera del hospital.

—Hola bombón— me dice una vez me ve.

—Dijiste que nos dirías algo, apúrate si no quieres llegar tarde a la fiesta de Alya— me dice Leandro, esta paranoico con el cuidado de su ahora novia.

—Nadie dirá nada en caso de que llegue tarde— repongo, tomo asiento mientras desabrocho el botón de mi saco— pero siéntate hermano que estás en tu casa.

Leandro me mira de malagana, pero aun así se sienta solo para que todo termine más rápido y me valla.

—Ahora sí, yo estoy encantado de que estén juntos y estén haciendo una vida ideal— les digo sonriendo, por supuesto que me hace feliz es mi hermano quien está bien— pero, no me agrada que vivan aquí, como jefe de la familia me atrevo a pedirles que se muden a la finca por protección, el lugar es más seguro y hare lo que sea para que se sientan cómodos.

—Para mí que no quieres que te quite a tu hermano— me dice Julia sonriendo.

Leandro parece un poco más serio que mi ahora cuñada, es curioso lo de vivir juntos ya que en algún momento ellos tendrán sus hijos y sé que de momento quieren privacidad, pero en este momento solo me preocupa su seguridad.

—Sabía que vendrías con eso— dice mi hermano, y Julia lo regaña con la mirada— bueno yo también lo pensé, así que no te preocupes nos mudaremos en unos días.

—Perfecto, mande a preparar el ala sur para que tengan privacidad— mire a Julia— pedí que trajeran algunas cosas para que no extrañes tu País.

—Eres un amor de cuñado, pero ahora corre que no quiero triste a mi laly— me dice, le doy un beso en la frente y emprendo camino a la salida.

—No te molestes conozco la salida —le digo a mi hermano dándole unas palmadas al pasar por su lado.

Una vez me alejo escucho la carcajada de Julia y los pasos de mi hermano.

—Para que te haces tú tampoco puedes menos de tu hermano— dice y la escucho quejarse—Basta que me haces cosquillas— casi grita Julia.

Salgo del apartamento con una sonrisa, siempre he sido muy unido con mis dos hermanos, pero mis secretos más oscuros o más prohibidos solo los conoce Leandro, es mi más grande apoyo desde siempre.

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