19| ¿Me estás llamando putón?

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Narra Laura







Suelto un pequeño bufido al darme cuenta que soy incapaz de seguir durmiendo. Suspiro y levanto un poco mi rostro para encontrarme con el dulce rostro de Marcos, quien dormía plácidamente. Sonreí y besé su pecho, donde segundos antes estaba durmiendo trabquilamente. Sin duda dormir con Marcos es increíble, pero al igual que la noche anterior, esta noche no me ha dejado dormir demasiado; cada vez que cerraba los ojos dispuesta a dormir, él comenzaba a repartir besos por mi cuello mientras hacía que nos rozasemos. Llegaba un momento en el que no podía aguantar y acababamos haciéndolo de nuevo. Hubo un momento en el que Marcos se quedó sin condones y tuve que cogerle a mis padre, y me fui imposible no imaginarme a mis padres haciéndolo cuando cogía una; simplemente asqueroso.

Intenté levantarme de la cama, pero fue cuando descubrí que uno de los brazos de Marcos me agarraba con firmeza de la cintura impidiéndome alejarme de él. Mordí mi labio inferior ante eso y con sumo cuidado aparté su brazo para evitar que se despertarse. Me levanté de la cama completamente desnuda, como mi madre me trajo al mundo y cogí la camiseta de Marcos para cubrir. Miré mi móvil y luego miré a Marcos, este estaba medio destapado y podía ver su culito blanco. No pude evitar sonreír ante eso y sin poder resistir la tentación cogí mi móvil y le hice una foto, pero asegurándome que al hacer la foto esta no sonara y le despertarse. Sonreí al ver la foto y bloqueé mi móvil dejándolo sobre mi escritorio para luego acercarme al armario y sacar ropa interior limpia y algo de ropa. Con todo listo cogí mi móvil y me fui directa a la ducha, después de lo de ayer y a noche necesitaba una ducha relajente en la que los único presentes fuesemos el agua y yo.

Había a veces en el Marcos podía ser tan..., asfixiante. Toda chica necesita sus momentos de paz, para relajarse y pensar en sus cosas, pero con él constantemente sobre mí se me hacía casi imposible disfrutar de esos momentos. Hoy ya era miércoles, y ayer no salimos de mi casa para nada; estuvimos todo el día juntos y para lo único que nos separabamos era para ir al baño. Me gustaba tenerle cerca porque me hace sentir segura y querida, pero tampoco quiero que nuestra relación sean tan así; quiero que los dos podamos estar juntos, pero luego también con nuestros amigos. Que ese es otro asuntos, los amigos de Marcos y mis amigas tienen algo por lo que di quiero quedar con alguna de ellas estoy segura que al final acabará apareciendo alguno de ellos y adiós tarde chica, hola morreos apasionados y comentarios indebidos.

Me terminé de vestir y fui a la cocina para comer algo, tenía bastante hambre. Comenzé a mirar por todos los lados hasta que vi unas galletas con chocolate, mis preferidas, y también un poco de zumo de naranja. Lo dejé todo sobre la mesa de la cocina y me senté en una de las sillas para poder desayunar tranquila. Cogí mi móvil y no pude evitar sonreír al ver la foto que le saqué, mi galería estaba petada de fotos de él y yo haciendo el tonto o de dándonos besitos, y la suya igual. En mi galería también había varias fotos de él durmiendo o distraído, una de ellas la tenía de fondo de pantalla al igual que él tenía una en la que yo duermo con la cabeza sobre su pecho y a él tan solo se le ven los labios. No hace falta decir que salgo atal en esa foto, pero al niño se le metió entre ceja y ceja que salía bien y que la iba a ser a partir de ahora su fondo de pantalla. En nuestros Instagrams también tenemos algunas de nosotros dos juntos, sobra decir que más de una ha lanzado algún insulto hacia mi persona que yo he respondido con sarcasmos e ironías.

En estos aspecto es difícil estar con Marcos, muchas chicas van detrás de él y, al interponerme entre ellos, viene a por mí. Y estoy muy cansada de todo eso, pero por Marcos merece la pena aguantar; le quiero demasiado como para que esto nos separe.

Entonces todo se vuelve negro y una aroma que reconocería a kilómetros inunda mis fosas nasales haciéndome sonreír como una idiota. Por reflejo llevo mis manos a las suyas y las acaricio sintiendo la calidez que estas desprenden.

Enamorada de un gilipollas #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora