Narra Laura
Estabamos de camino a la mansión de Marcos donde se celebra mi fiesta «sorpresa», si es que la puedo llamar así. Aún así no puedo evitar sentirme emocionada, hace ya dos años que dejé de celebrar mi cumpleaños y el hecho de celebrarlo hoy me hace recordar lo bien que me lo pasaba con mis amigos en alguno de los tantos lugares donde se encargan de celebrar cumpleaños. Pero a la vez estoy jodidamente nerviosa, y en verdad no tengo una respuesta que pueda aclararme la razón por la que estoy así. Y a la emoción y los nervios se le une el presentimiento de que algo va a pasar esta noche. Llevo con este maldito presentimiento desde que montamos en el taxi y no consigo saber si es bueno o malo; por mi bien espero que sea lo primero.
Juego con mis dedos nerviosa, ya he desistido de mirar mi móvil cada minutos esperando tener un mensaje suyo. Después de todo le voy a ver en cuestión de pocos minutos y me podrá aclarar la razón por la que ha estado pasando de mí todo el día; encima el día de mi cumpleaños.
Al parecer Carmen se da cuenta de que algo no va bien conmigo porque pregunta:
—¿Ocurre algo, amiga?
La miro, sus grandes y penetrantes ojos me intimidan por unos cortos segundos. Reflejan preocupación y eso me conmueve. Le regalo una pequeña sonrisa sincera.
—Es solo que estoy algo nerviosa —respondo, omitiendo la parte de mi pequeño presentimiento sobre esta noche.
Carmen sonríe con ternura.
—Es normal, es tu cumpleaños —dice mi amiga con su sonrisa en los labios. Me hace feliz verla sonreír después de que hace unas horas estaba llorando a lágrima viva. Pero a pesar de que me hace feliz ver a mi amiga feliz, esta felicidad no llega a mis ojos y ella lo nota porque su sonrisa es sustituida por una mueca —. ¿Porqué creo que estás ocultándonos algo? —inquiere cruzándose de brazos.
Ahora soy yo la que hace una mueca.
—Odio que me conozcas tan bien —farfullo y ambas ríen. Suspiro rendida y me encojo de hombros para intentar restarle importancia a lo que estoy apunto de decir —. Es solo que, bueno, tengo un presentimiento sobre esta noche. Lo que no sé si es bueno o malo —murmuro bajito mirando mis manos.
—¿A qué te refieres? —interviene por primera vez Laura.
Tanto Carmen como yo giramos a verla. Esta ha sido la primera vez que ha abierto la boca desde que nos hemos montado en el coche. Durante el trayecto ha estado mirando el móvil, supongo que esperando algún mensaje de Gabi, pero por lo seria que está puedo intuir que, al igual que esta mañana, él no la ha respondido. Empatizo con ella porque a mí Marcos tampoco me ha hablado.
—Tengo la sensación de que algo va a pasar —respondo sin querer profundizar más.
Cada vez que tengo estos presentimientos acabo llorando como una magdalena por culpa de Marcos. No quiero que esta noche sea igual por lo que tampoco le quiero dar más vueltas y concentrarme en divertirme; después de todo, hoy es mi día especial.
—No pienses en eso, piensa mejor es lo bien que no lo vamos a pasar celebrando tu cumpleaños —afirma Carmen entusiasmada y eso me alegra.
Por lo menos el bajón se le ha ido un poco y está volviendo, poco a poco, la Carmen alegre, entusiasta y algo cabrona de siempre.
Le sonrío, paso uno de mis brazos por sus hombros y el otro por los hombros de la castaña, aprovechando que estoy en el medio, y las abrazo a las dos. Ellas no tardan ni un segundo en responderme al abrazo y de un momento a otro un par de lágrimas reveldes salen de mis ojos.
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Enamorada de un gilipollas #1
Teen FictionOs voy a contar cómo comenzó todo. Como es que me acabé enamorándome de la persona que más daño y a la vez a más feliz me ha hecho en toda mi vida. Yo no creía en el destino hasta que le ví a él, a Marcos, el mayor mujeriego, egocéntrico, cínico, pe...